Ejemplar entrega

A pesar de la peligrosa mansedumbre del encierro de Malpaso, los tres participantes en este Encuentro Mundial de Novilleros dejaron constancia de una ejemplar entrega. Ortega, con sabor, veroniqueó al tardo primero y, aunque el oponente se rajó, le enjaretó aislados naturales. Recibió de hinojos con largas cambiadas al aplomado cuarto. Se adornó con los palitroques y lo lidió con empeño.

Loredo, con el percal, batalleó con el bronco segundo y, pese a que el astado se aquerenció en tablas, le dio temerarios derechazos. Ante el barrabás quinto mostró valor espartano y no se amilanó ante l...

A pesar de la peligrosa mansedumbre del encierro de Malpaso, los tres participantes en este Encuentro Mundial de Novilleros dejaron constancia de una ejemplar entrega. Ortega, con sabor, veroniqueó al tardo primero y, aunque el oponente se rajó, le enjaretó aislados naturales. Recibió de hinojos con largas cambiadas al aplomado cuarto. Se adornó con los palitroques y lo lidió con empeño.

Loredo, con el percal, batalleó con el bronco segundo y, pese a que el astado se aquerenció en tablas, le dio temerarios derechazos. Ante el barrabás quinto mostró valor espartano y no se amilanó ante las zarandeadas que el bicho le propinó, sobre todo en la segunda, pues estuvo enganchado del astifino pitón derecho 30 segundos.

Hecho un poste, Perea lanceó y muleteó al soso tercero. Se lució al veroniquear, y en su ajustado quite por chicuelinas. En su trasteo se intuyó el estilo tomasista. Al sexto lo esperó de rodillas y le dibujó dos faroles, pero su esforzado muleteo se estrelló contra un marmolillo.