Crónica:LA MAESTRANZA | LA LIDIA

Inválidos y moribundos

Los novillos lucían una bonita estampa, pero salían inválidos y prestos a morirse sin dignidad. La presidencia no devolvió ninguno, convencida tal vez de que esta decisión es pecado mortal... contra la empresa. Los toreros, novilleros ávidos de gloria, carentes de recursos y personalidad. Y el público, turistas antitaurinos y bullangueros de los que aplauden a la bandera cuando flamea al viento. En fin, una birria de novillada, una presidencia sin criterio, unos novilleros modernos y unos turistas que se burlan del espectáculo.

A Quintana le tocó un novillo muy quedado y se conformó; es...

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Los novillos lucían una bonita estampa, pero salían inválidos y prestos a morirse sin dignidad. La presidencia no devolvió ninguno, convencida tal vez de que esta decisión es pecado mortal... contra la empresa. Los toreros, novilleros ávidos de gloria, carentes de recursos y personalidad. Y el público, turistas antitaurinos y bullangueros de los que aplauden a la bandera cuando flamea al viento. En fin, una birria de novillada, una presidencia sin criterio, unos novilleros modernos y unos turistas que se burlan del espectáculo.

A Quintana le tocó un novillo muy quedado y se conformó; es decir, que no toreo. El cuarto se movió más y el terero también se movió. Más interés puso Cortés ante el quinto, al que toreó bien a la verónica y muleteó con pundonor y rapidez. Nada pudo hacer ante su mortecino primero, al igual que Rubias con el suyo. Este último demostró en el sexto que es torero animoso y de buen gusto.

Ibargüen / Quintana, Cortés, Rubias

Novillos de Sánchez Ibargüen, bien presentados, inválidos, mansos y descastados; 5º y 6º, nobles. Martín Quintana: silencio y silencio. Salvador Cortés: ovación y oreja. Luis Rubias: silencio y palmas. Plaza de la Maestranza, 25 de agosto. Un cuarto de entrada.

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