'Un grupo impedía la libertad individual de sus compañeros'

Pregunta. ¿Por qué cree que se pidió el desalojo?

Respuesta. Por lo que yo sé, la razón última para pedir la intervención policial es el deterioro del encierro. En la Pablo de Olavide se temía que acabara pasando algo grave, y es que cada vez eran más las entradas y salidas incontroladas, comenzaron a brotar pequeños enfrentamientos entre los inmigrantes y, sobre todo, un grupo de los encerrados llegó a impedir la atención de algunos de sus compañeros enfermos.

P. ¿Usted qué opina?

R. Nunca justifico una intervención policial, porque yo entiendo...

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Pregunta. ¿Por qué cree que se pidió el desalojo?

Respuesta. Por lo que yo sé, la razón última para pedir la intervención policial es el deterioro del encierro. En la Pablo de Olavide se temía que acabara pasando algo grave, y es que cada vez eran más las entradas y salidas incontroladas, comenzaron a brotar pequeños enfrentamientos entre los inmigrantes y, sobre todo, un grupo de los encerrados llegó a impedir la atención de algunos de sus compañeros enfermos.

P. ¿Usted qué opina?

R. Nunca justifico una intervención policial, porque yo entiendo que hay que buscar soluciones desde el diálogo, pero aquí no ha sido posible. Por eso, claro que comprendo que la Pablo de Olavide haya llamado a la policía.

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R. Sí, así fue. Ese día se comprobó que un grupo de presión de los encerrados impedía la libertad individual de sus compañeros. Hasta 120 de los encerrados pidieron al representante de su país ayuda para trasladarse a Zaragoza y Huelva, donde tenían sus expedientes y donde querían ir. Pero no les dejaron.

P. ¿Cuántas personas integraban ese grupo?

R. Podría estar formado por entre 15 y 50 personas. No se puede precisar más, porque dependía de las continuas entradas y salidas e incluso de algunas personas que dicen que se han incorporado en los últimos días. Esto pasa en todos los encierros.

P. ¿Y qué buscaban?

R. Primero es que muchos no tenían ningún tipo de documentación. Además, se han sentido engañados y han decidido resistir hasta el final. Ese orgullo, el orgullo de un pueblo que además tiene muchos aspectos positivos, explica que no se resistieran a la detención. Para ellos, era el final más o menos previsto de un camino recorrido con la cabeza alta. Mi negociación naufragó por esta actitud, pero es que no todo lo podemos ver sólo con nuestros parámetros.

P. ¿Quién les engañó?

R. Algún sector del llamado grupo de apoyo. Esta gente tiene que asumir su responsabilidad en todo. Hay que dejar claro que para este tema de la inmigración un encierro aislado no supone ya una forma de lucha. Hay que decirles a los inmigrantes que no por encerrarse lo van a tener más fácil a la hora de conseguir permisos que los que van penando oficina por oficina siguiendo los trámites. Lo peor de este encierro es que nos hemos enfrascado en muchas batallas y nos hemos olvidado de lo básico, y es que vienen aquí huyendo de la miseria.