Los profesionales critican que 36 discapacitados estén en el centro

¿Tiene sentido que 36 discapacitados psíquicos vivan en un hospital para enfermos mentales? La Asociación Madrileña de Salud Mental cree que no, que donde deberían vivir estos pacientes es en una residencia para disminuidos de las que gestiona la Consejería de Servicios Sociales, no en un psiquiátrico. Criterio que no comparte el gerente del centro, Antonio Barba. 'Estos discapacitados pueden estar bien en nuestro hospital si reformamos la zona donde viven. Son pacientes que, además de sufrir un retraso mental severo, resultan difíciles de controlar por sus problemas de comportamiento y necesi...

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¿Tiene sentido que 36 discapacitados psíquicos vivan en un hospital para enfermos mentales? La Asociación Madrileña de Salud Mental cree que no, que donde deberían vivir estos pacientes es en una residencia para disminuidos de las que gestiona la Consejería de Servicios Sociales, no en un psiquiátrico. Criterio que no comparte el gerente del centro, Antonio Barba. 'Estos discapacitados pueden estar bien en nuestro hospital si reformamos la zona donde viven. Son pacientes que, además de sufrir un retraso mental severo, resultan difíciles de controlar por sus problemas de comportamiento y necesitan que se les sede y se les administre su medicación. Llevan aquí media vida, es difícil que se adapten a otro lugar y, además, vamos a un modelo de hospital polivalente, no sólo psiquiátrico, por lo que seguirían teniendo cabida', argumenta Barba. Estos disminuidos ingresaron en el hospital hace casi treinta años, cuando el centro, conocido entonces como el psiquiátrico Camilo Alonso Vega, era una especie de 'fondo de saco' al que llegaban ciudadanos que, por sus problemas psíquicos, nadie quería en otros centros. La mayoría son ya mayores y carecen de lazos familiares. Representantes de UGT y CC OO del hospital recuerdan que estos internos no recibieron entonces la atención necesaria para mejorar sus capacidades en la medida de lo posible. 'Ahora también se pasan la vida dando vueltas por los pasillos y salas, sin ningún programa de ocio ni de rehabilitación. Ya quizá sea tarde para conseguir avances en ellos, pero lo que sí se puede conseguir es mejorar su calidad de vida', aseguran. 'Se les trata con profesionalidad y con cariño, pero, después de lo que han pasado años atrás, se merecen vivir en una residencia más pequeña y humana, con un acceso fácil a un jardín y con actividades de ocio y rehabilitación', concluyen los sindicatos.

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