Necrológica:MUERE JOHN ENTWISTLE, BAJISTA DE THE WHO

Un golpe devastador

John Entwistle, bajista y miembro fundador de The Who, falleció el jueves en Las Vegas, víctima de un ataque al corazón. Para The Who, el golpe puede ser devastador: tras destacar en el concierto neoyorquino en memoria de las víctimas del 11 de septiembre, The Who aceptó embarcarse en una extensa gira veraniega por Estados Unidos que preparó a conciencia, con puesta a punto mediante conciertos secretos en el Reino Unido. El recorrido por 24 ciudades iba a comenzar ayer en el Hard Rock Hotel-Casino de Las Vegas, donde Entwistle también exponía su obra gráfica. El entusiasmo parecía haber contag...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

John Entwistle, bajista y miembro fundador de The Who, falleció el jueves en Las Vegas, víctima de un ataque al corazón. Para The Who, el golpe puede ser devastador: tras destacar en el concierto neoyorquino en memoria de las víctimas del 11 de septiembre, The Who aceptó embarcarse en una extensa gira veraniega por Estados Unidos que preparó a conciencia, con puesta a punto mediante conciertos secretos en el Reino Unido. El recorrido por 24 ciudades iba a comenzar ayer en el Hard Rock Hotel-Casino de Las Vegas, donde Entwistle también exponía su obra gráfica. El entusiasmo parecía haber contagiado incluso al más escéptico del grupo, el guitarrista y compositor Pete Townshend, que volvía a hablar de grabar material nuevo, algo que no hacía desde principios de los ochenta; Townshend daba salida a sus obsesiones mediante discos en solitario mientras The Who reaparecía regularmente para realizar lucrativas giras por Estados Unidos.

Entwistle mantuvo la pasión por la música: llegó a tener 200 bajos

La vida de John Alec Entwistle (Chiswick, 1944) es paradigmática de la revolución que supuso el pop para los jóvenes británicos. Aprendió a tocar la trompeta y otros instrumentos, formando parte de orquestas juveniles; fue aceptado como estudiante por la Real Academia de Música, pero sus padres no pudieron costearle la matrícula. Trabajaba en la Hacienda británica y se divertía tocando el bajo con The Detours, una primera versión de The Who, que incluso telonearon a los Rolling Stones. El boom de los conjuntos transformaría aquellos entretenimientos en una industria y un modo de vida.

Townshend pasó por la Art School de Ealing. Allí asimiló conceptos del pop art y desarrolló ideas para diferenciar a su grupo. Debutaron discográficamente como The High Numbers antes de establecerse como The Who, que se completaba con un espectacular cantante proletario, Roger Daltrey, y un baterista hiperactivo, Keith Moon. Townshend les convenció para subirse al carro de los mods. Metódicamente, Townshend se convirtió en un cronista generacional, con rotundas canciones que verbalizaban las frustraciones y esperanzas juveniles, aparte de su propia búsqueda espiritual. Su sonido original era duro -lo definían como 'maximum R & B'-, pero pronto asimilaron los juegos de voces y arreglos que incluían instrumentos clásicos tocados por Entwistle.

Como bajista, Entwistle era vigoroso y dramático, con una inventiva que compensaba la ausencia de la guitarra rítmica y le hacía muy presente en las grabaciones. Como ocurría con su colega Bill Wyman en los Stones, ponía cara de póquer en las actuaciones y aceptaba ser eclipsado por sus exuberantes compañeros. Tuvo más suerte que Wyman a la hora de que éstos le aceptasen sus composiciones: Boris the spider, Whiskey man, Dr. Jekyll & Mr. Hyde, Postcard, Heaven and hell servían de gratos contrastes con el ambicioso repertorio de Townshend, que se embarcaría en históricos discos (¡dobles!) narrativos como Tommy y Quadrophenia, vulgarmente descritos como óperas rock.

Sin dejar de aportar canciones o arreglos a The Who, Entwistle comenzó en 1971 a editar discos bajo su nombre o encabezando grupos como Ox o Rigor Mortis. Así daba salida a su gusto por lo macabro y las experiencias vitales truculentas. Su obra en solitario -existe una antología de 1996, Thunderfingers- le ayudó a conservar la serenidad frente a las turbulencias que sacudieron al grupo: Townshend llevaba el peso de la cultura rock sobre sus espaldas y sufrió graves crisis, agravadas por el alcoholismo y una creciente sordera; Roger Daltrey intentó triunfar como solista y como actor; Keith Moon se lanzó a épicos excesos que acabarían con su vida en 1978. Al año siguiente, una estampida en su concierto de Cincinnati acabaría con la vida de 11 espectadores.

Todas esas circunstancias hicieron perder empuje creativo a The Who, aunque sus directos -con bateristas como Kenny Jones o Zak Starkey, el hijo de Ringo Starr- rara vez decepcionaban. Otros habrían perdido el respeto del público, pero The Who supo mantener su prestigio gracias a una abundante bibliografía, la sabia explotación de su archivo fonográfico y el impacto social de la película Quadrophenia, banderín de enganche para una segunda oleada de mods, un movimiento de dimensiones globales. A lo largo de esos años baldíos, Entwistle mantuvo la dignidad y la pasión por la música: llegó a tener 200 bajos, y siempre estaba dispuesto a tocar: The Who era su soporte económico, pero actuaba con su banda o con amigos como Daltrey y Ringo Starr.

John Entwistle, fotografiado en Londres en 1988.EPA
Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Archivado En