VISTO / OÍDO

Gay, adopción, socialismo

No veo razón para el 'orgullo gay', como no la vi para la nariz aria o para el 'black is beautiful'. Pero eso vale para el pensamiento puro y para la buena voluntad: la función sexual se hizo pública en razón de que creaba un subproducto que era necesario para matar a otros y morir él mismo sin que su pérdida fuese interesante, para construir pirámides o murallas de la China, o el Estado de Israel perdido hace milenios; el sexo se hizo función pública, se reglamentó, cada grupo mezcló sus religiones y sus códigos civiles y lo amalgamó con lo que ahora Zapatero llama 'amplio consenso social'. S...

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No veo razón para el 'orgullo gay', como no la vi para la nariz aria o para el 'black is beautiful'. Pero eso vale para el pensamiento puro y para la buena voluntad: la función sexual se hizo pública en razón de que creaba un subproducto que era necesario para matar a otros y morir él mismo sin que su pérdida fuese interesante, para construir pirámides o murallas de la China, o el Estado de Israel perdido hace milenios; el sexo se hizo función pública, se reglamentó, cada grupo mezcló sus religiones y sus códigos civiles y lo amalgamó con lo que ahora Zapatero llama 'amplio consenso social'. Se formó la familia. Quizá la más rara es la nuestra, la fundacional: una muchacha virgen con un marido que no la toca y queda preñada por los gritos convincentes de un ángel. Todo eso se ha perdido: las familias se hacen y se rehacen, los hijos tienen varios padres y varias madres, y esto generalmente sale bien. Pero hay muchísimas que salen mal: se pegan entre sí, se matan, se roban, se apalean. Hay que hacer entrar también en lo público la manera de evitarlo. No se consigue.

En el mundo, millones de niños andan en los depósitos de basura, roban, se matan entre sí; algunos tienen más suerte y se dedican a la prostitución. Es verdad que hay gente que trata de adoptarlos, y se tropieza con las mil dificultades que ponen Estados y religiones especialistas: asistentas, psicólogos, psiquiatras, detectives. En lugar de perseguir gentes por la calle para que adopten niños, incluso para que los compren y las infelices madres puedan comer, los miran como sospechosos. No se puede pedir cordura en una sociedad hecha del amontonamiento de ideas, negocios, religiones, ocupantes, magos y conservadores.

En medio de esto aparece el Día del Orgullo Gay y sale el liberador Zapatero, y dice que los va a casar; pero que la adopción de niños es una cuestión más compleja que requiere un 'amplio consenso social'. ¿Y eso qué es? ¿Un editorial de Abc? ¿Un referéndum? ¿Una decisión que han de tomar los heterosexuales desde sus gustos? ¿La moral del temible obispo Rouco? Mejor el niño que cae del contenedor de la basura al vertedero que el adoptado por maricas o lesbianas, ¿es así, Zapatero?

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