Clara Montes se desvela como autora introvertida en 'Canalla pa' bien'

Su eclosión como cantautora llega ahora con su tercer trabajo discográfico

Durante años, Clara Montes guardaba en el cajón todas las canciones que escribía. El otoño pasado, cuando Javier Balaguer le pidió el tema central de la película Sólo mía, se persuadió de que escribir no se le daba mal. Su eclosión como cantautora llega ahora con su tercer disco, Canalla pa' bien.

Canalla pa' bien se grabó el pasado febrero en el madrileño teatro Pavón, bajo la supervisión de Nacho Mañó, productor y bajista de Presuntos Implicados. 'Llevo 16 años sobre los escenarios y sólo cuatro de carrera discográfica. Por eso me siento con más fuerza, emo...

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Durante años, Clara Montes guardaba en el cajón todas las canciones que escribía. El otoño pasado, cuando Javier Balaguer le pidió el tema central de la película Sólo mía, se persuadió de que escribir no se le daba mal. Su eclosión como cantautora llega ahora con su tercer disco, Canalla pa' bien.

Canalla pa' bien se grabó el pasado febrero en el madrileño teatro Pavón, bajo la supervisión de Nacho Mañó, productor y bajista de Presuntos Implicados. 'Llevo 16 años sobre los escenarios y sólo cuatro de carrera discográfica. Por eso me siento con más fuerza, emoción y calidez sobre el escenario que encerrada en el estudio', explica esta madrileña afincada en Cádiz. Tras grabar un monográfico con sonetos de Antonio Gala y el disco El sur de la pasión, este Canalla pa' bien constituye casi un ejercicio de autoafirmación. 'Me reivindico como canalla para no dejarme aturullar ni que me coman por los pies'.

A medio camino entre el pop aflamencado y la canción española, Montes apunta que su inspiración 'proviene más de vivencias que de otros artistas'. Reconoce, con todo, el ascendente que sobre ella ejerció el añorado Carlos Cano - 'de pequeña, la primera vez que lloré cantando fue con La carta'-. Y admite que en su código estético subyacen los años vividos en Argentina, con escapadas por Chile, Uruguay y Brasil. 'Empecé a dar clases de canto con una tanguera. Desde entonces aún me sigue emocionando El día que me quieras...'. A Montes no le gusta desvelar la edad, 'por evitar prejuicios', pero se dice integrante de 'una generación perdida, algo anestesiada y sin gran capacidad para comprometerse con ninguna causa'. Y concluye: 'Siempre me he sentido un bicho raro, más bien introvertida, solitaria y sumergida en mi propio mundo interior. Con estas canciones, empiezo a darlo a conocer'.

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