Crítica:ZUCCHERO | POP

Un mar de clichés

El italiano Adelmo Fornaciari, conocido en el ámbito musical como Zucchero, presentó en Madrid las canciones de su último disco, Shake, con el que ronda por primera vez en nuestro país el disco de oro. Consciente de su papel de mediador entre la vieja tradición de la canción romántica italiana y el pop anglosajón de los setenta, Zucchero apareció en escena visiblemente menos gordito, sin sombrero y con el pelo corto, acompañándose de una impresionante banda de siete componentes que sonaba como si fueran 14. Con un vibrante y muy bailable espectáculo que recuerda, salvando las distancias...

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El italiano Adelmo Fornaciari, conocido en el ámbito musical como Zucchero, presentó en Madrid las canciones de su último disco, Shake, con el que ronda por primera vez en nuestro país el disco de oro. Consciente de su papel de mediador entre la vieja tradición de la canción romántica italiana y el pop anglosajón de los setenta, Zucchero apareció en escena visiblemente menos gordito, sin sombrero y con el pelo corto, acompañándose de una impresionante banda de siete componentes que sonaba como si fueran 14. Con un vibrante y muy bailable espectáculo que recuerda, salvando las distancias, a lo que Robert Palmer hacía dos décadas atrás, el cantante atacó un repertorio concebido para bailar y cuyo vigor sólo decae en el largo momento de las baladas, un tanto espesas a excepción de la archiconocida Senza una donna. Lo mejor de este concierto fue cuando Zucchero rondó el blues con el tema Ali d'oro, donde incorporó un sampler de la voz del recientemente desaparecido John Lee Hooker, quien colaboró prestando su voz para un dúo en el disco.

Zucchero + Antonio Orozco

Zucchero (voz y guitarra), Luciano Luisi (teclados), Polo Jones (bajo), Mario Schiliro (guitarra), Adriano Molinari (batería), Lisa Hunt y Blaine Jackson (coros) y James Thompson (saxo, platos y coros). Sala La Riviera. 25 euros. Madrid, viernes 14 de junio.

Pero, inmerso en ese mar de clichés en el que Zucchero bracea y que hace que el espectador no italiano no sepa si situarle donde Joe Cocker o junto a Richard Cocciante -en sus correspondientes versiones modernizadas-, el solista atacó también por el lado más estándar y descaradamente comercial de su repertorio, como es el caso de su reciente éxito -gracias a su utilización en un anuncio de televisión de coches- Baila morena, que en el presente concierto sonó dos veces y en tres idiomas: español, italiano e inglés. La tentación comercial de convertirse en el próximo artista latino que pegue una dentellada al mercado americano es grande, y por ahí parece ir la voluntad profesional de este artista. De momento, Zucchero consigue mantenerse a flote en el citado mar de clichés. El tiempo dirá si consigue nadar en línea recta en dirección al éxito más masivo.

Antes de Zucchero, el español Antonio Orozco presentó los temas de su segundo disco, Semilla del silencio.

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