PHILIPPINE DAILY INQUIRER | REVISTA DE PRENSA

Dinero, dinero, dinero

Más allá de la angustia por el asesinato de Martin Burnham y Ediborah Yap y la prolongada discusión sobre si la operación del viernes en la provincia filipina de Zamboanga del Norte fue un fracaso abyecto o un éxito con matices, el observador atento no debería perder de vista una cuestión fundamental, y es que está por disipar oficialmente la sospecha de colusión entre el Ejército y Abu Sayyaf.

Esta cuestión puede poner en perspectiva por qué esta crisis de los rehenes se ha prolongado tanto tiempo pese al gran número de hombres y material desplegado en la zona y, últimamente, pese al u...

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Más allá de la angustia por el asesinato de Martin Burnham y Ediborah Yap y la prolongada discusión sobre si la operación del viernes en la provincia filipina de Zamboanga del Norte fue un fracaso abyecto o un éxito con matices, el observador atento no debería perder de vista una cuestión fundamental, y es que está por disipar oficialmente la sospecha de colusión entre el Ejército y Abu Sayyaf.

Esta cuestión puede poner en perspectiva por qué esta crisis de los rehenes se ha prolongado tanto tiempo pese al gran número de hombres y material desplegado en la zona y, últimamente, pese al uso de sofisticado equipo de vigilancia aportado por Estados Unidos. También puede indicar por qué el líder terrorista Abu Sabaya adoptaba un tono altanero en sus emisiones por radio, como si se guardara un as en la manga que, entre otras cosas, le garantizara un salvoconducto. (...) En espera de que la investigación se cierre de manera formal, las sospechas se mantienen. (...) El triste hecho es que el dinero envuelve todo este sórdido asunto. El dinero fue lo que galvanizó y sostuvo los secuestros de Abu Sayaff (...) y el dinero es lo que aparece, una y otra vez, como raison d'être de los actos de violencia de los bandidos. (...) Y hay otra cosa importante: los muertos no hablan. En el renovado empuje del Ejército para erradicar Abu Sayyaf, es imperativo que Sabaya y todos sus hombres sean capturados vivos. ¿De qué pueden servir sus cadáveres si no es como trofeos sangrientos, cuando lo que este país necesita son respuestas? Para empezar: ¿quién se llevó el dinero?

Manila, 11 de junio

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