Carmen París reinventa la jota con aires de salsa y jazz latino

'Alguna vez me he sentido acomplejada al decir que cantaba jota, pero ya no me importa'. Habla Carmen París, una zaragozana de 35 años que debuta discográficamente con Pa mi genio, una recreación libérrima del género más tradicional de su tierra. A partir de estrofas populares y una forma musical muy reconocible, esta antigua artista de cabaré y experta en versiones de Tom Waits o los Beatles ha erigido un estilo propio, salpicado de tango, salsa, jazz latino y ramalazos sefardíes. 'El resultado no pretende ser ninguna herejía, sino sólo la búsqueda de un lenguaje personal, igual que lo...

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'Alguna vez me he sentido acomplejada al decir que cantaba jota, pero ya no me importa'. Habla Carmen París, una zaragozana de 35 años que debuta discográficamente con Pa mi genio, una recreación libérrima del género más tradicional de su tierra. A partir de estrofas populares y una forma musical muy reconocible, esta antigua artista de cabaré y experta en versiones de Tom Waits o los Beatles ha erigido un estilo propio, salpicado de tango, salsa, jazz latino y ramalazos sefardíes. 'El resultado no pretende ser ninguna herejía, sino sólo la búsqueda de un lenguaje personal, igual que lo han encontrado gente tan admirable como Martirio o Eliseo Parra', argumenta.

París empezó a concebir la grabación de Pa mi genio hace un par de temporadas, de la mano del pianista gaditano Chano Domínguez. Entremedias, el destino, siempre tan travieso, hizo de las suyas. Una copia de las primeras maquetas llegó a oídos de Alejandro Sanz, que llamó personalmente a la cantante para felicitarla por su canción Savia nueva. Hoy, la misma multinacional que publica al autor de Corazón partío es la que se ha animado a poner en circulación este híbrido de jota aragonesa y cantes de las dos orillas.

'Yo canturreaba jotas ya de muy chiquita en Samper de Calanda, el pueblo de mi padre', rememora Carmen. 'Así seguí hasta que mi primera profesora de canto me recomendó que lo dejase, que las jotas eran muy malas para la garganta. En Aragón siempre hemos estado acobardados, renegando de nuestras raíces'. 'Por eso', bromea, 'mis amigos me veían con mejores ojos cuando me dedicaba al jazz o a la música culta que ahora...'.

Carmen París acumula una intensa trayectoria desde los primeros años noventa: música para ballets, largas noches en la madrileña sala Morocco y hasta 'bautizos, bodas y comuniones' al frente de la orquesta de baile Jamaica, bregada en mil hoteles del litoral levantino. 'Estas cosas sirven para madurar y hacerse fuerte', reivindica. Y advierte: 'Lo de que una mujer tenga criterio propio aún no encaja bien en los esquemas mentales de muchos músicos'.

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