Reportaje:Mundial 2002 | Grupo G

Croacia se hace un 'lifting'

Josic prescinde de Suker y Prosinecki y apuesta por la nueva generación

Mirko Josic, el reputado y hierático seleccionador de Croacia, dijo al término del partido contra México (0-1) que Suker y Prosinecki había sido sustituidos 'porque no estaban frescos'. A sus 34 y 33 años, respectivamente, la frescura, en el fútbol, suele ser un leve recuerdo. Josic, viejo zorro que ha hecho de Chile su segunda casa -previsiblemente, volverá al término del Mundial-, tiene entre sus virtudes el arte de la diplomacia. Ciertamente, no mintió. Ambas estrellas de Croacia no estaban frescas... desde el primer minuto de juego. Asi que decidió que el descanso de su musculatura y de su...

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Mirko Josic, el reputado y hierático seleccionador de Croacia, dijo al término del partido contra México (0-1) que Suker y Prosinecki había sido sustituidos 'porque no estaban frescos'. A sus 34 y 33 años, respectivamente, la frescura, en el fútbol, suele ser un leve recuerdo. Josic, viejo zorro que ha hecho de Chile su segunda casa -previsiblemente, volverá al término del Mundial-, tiene entre sus virtudes el arte de la diplomacia. Ciertamente, no mintió. Ambas estrellas de Croacia no estaban frescas... desde el primer minuto de juego. Asi que decidió que el descanso de su musculatura y de su ansiedad requería más tiempo de banquillo, como los platos congelados.

El lifting estaba asegurado. Ante Italia no se podían conceder tantas ventajas como ante México. Así que Josic decidió que Croacia se quitara años, aunque respetase la belleza de la arruga. Soldo, a punto de cumplir los 36 años, se marcó un partido solemne como medio centro, una posición que no le agrada -prefiere ser el libre de la defensa- porque le exige un desgaste que contradice su veteranía; Jarni tiró el carné de identidad decenas de veces por su banda, y Boksic reincidió en su gris honradez: ha anunciado que quizás deje el fútbol tras el torneo.

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Pero la regeneración croata tuvo que ver con la presencia de tres futbolistas básicos. Rapaiac, del Fenerbahce, suplente ante México, abrió el campo porque tiene oficio y beneficio: su gol fue un prodigio de improvisación. Olic, un jovencito de 22 años, que ha sido el máximo goleador de la Liga croata con el Zagreb, dio en el tramo final del partido la velocidad que se requería para acometer la remontada. Sin duda, es el futbolista más rapido de su cuadro y Josic le permitió los minutos necesarios para que su explosión fuera absoluta. El tercero fue Vugrinec, de 27 años, un centrocampista que disputa su primer Mundial con la aureola suficiente. Jugador del Lecce, está acostumbrado a las causas perdidas. Sus once goles en el campeonato italiano permitieron a su equipo eludir el descenso a la categoría inferior. Así que frente a Italia parecía el hombre apropiado para gobernar la adrenalina de un conjunto al que México había condenado a la jubilación.

Josic, que también recurrió al joven Vranjer, de 22 años, del Bayer Leverkusen, bautizó a la segunda generación de Croacia y aún le quedan balas. Por ejemplo, el delantero Balaban, un artillero de prestigio que juega en el Aston Villa y fue básico en la fase de clasificación con sus cinco tantos. En algun momento figuró en las agendas de los grandes clubes, entre ellos el Madrid, con una tarjeta de visita impresionante: 14 goles con el Dinamo de Zagreb en 24 partidos. Prefirió la Premier League y ahora espera su oportunidad. De no mediar problemas físicos, podría tenerla ante Ecuador, lance que Croacia necesita ganar sumando goles, en detrimento de Boksic, muy lejos de ser quien fue.

El lifting, en principio, dio sus frutos. Croacia ganó en el tramo final a Italia, el equipo más acreditado en la gestión de los buenos resultados. Fue mejor en velocidad y actitud, se asemejò a la insolencia de su tradición y aportó recursos estéticos que ante México brillaron por su ausencia. Soldo fue el jefe porque la falta de recorrido se puede socorrer con la abundancia de inteligencia. Y el contagio no fue sólo psicológico, sino también pulmonar. Por fin, Croacia fue un equipo reconocible; sencillo, pero solvente. Y batió a Italia, apresuradamente adueñada de la condición de favorita por su paseo triunfal ante Ecuador.

Al término del encuentro, Josic y Suker se fundieron en un abrazo que desdice cualquier enfrentamiento. Ambos entienden que los ciclos se acaban. Suker sabe que su arruga se ensancha y que Croacia debe cambiar de pìel. Josic sabe que Suker puede ganarle la final de Mundial, pero no le puede dar la clasicación para la siguiente fase. Los genios siempre se guardan una jugada para la gloria. Los entrenadores prefieren vivir el día a día. De momento, Croacia, casi jubilada, tiene ahora el Mundial por delante, no por detrás..

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