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'Este galardón es un contrato con la prosperidad', afirma Álvaro Bermejo

El escritor Álvaro Bermejo (San Sebastián, 1959) fue el ganador del 33º Premio de Novela Ateneo de Sevilla, de 2001, con La piedra imán, una novela histórica ambientada en la Cuba del siglo XIX. Bermejo, autor de El reino del año mil o El juego de la mandrágora, se muestra partidario de los premios siempre que no desvirtúen la tarea del escritor. 'Es el premio más importante que he ganado. Sí, me ha cambiado la vida. Es un espaldarazo, una afirmación que te invita a seguir escribiendo por el camino elegido', comenta Bermejo, para quien el galardón 'es una respuesta a los i...

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El escritor Álvaro Bermejo (San Sebastián, 1959) fue el ganador del 33º Premio de Novela Ateneo de Sevilla, de 2001, con La piedra imán, una novela histórica ambientada en la Cuba del siglo XIX. Bermejo, autor de El reino del año mil o El juego de la mandrágora, se muestra partidario de los premios siempre que no desvirtúen la tarea del escritor. 'Es el premio más importante que he ganado. Sí, me ha cambiado la vida. Es un espaldarazo, una afirmación que te invita a seguir escribiendo por el camino elegido', comenta Bermejo, para quien el galardón 'es una respuesta a los interrogantes'. 'Es un contrato con la prosperidad, te da cosas por añadidura. Un libro editado normalmente no te da eso, tiene menos difusión, salvo los libros milagro', agrega.

Se siente satisfecho con todos los certámenes a los que ha concurrido, tantos que ya ni se acuerda: el Pío Baroja del País Vasco (cuatro veces), el Ciudad de Salamanca, el Max Aub, Anagrama... Una de las cosas que más valora del Ateneo ha sido el descubrimiento del sur. 'Me ha permitido conocer Andalucía, ha sido un aprendizaje. Antes la conocía como turista cultural, pero después fue como descubrir otro continente, otro mundo, muy diferente del País Vasco y con mucho que aprender', asegura.

Le han surgido ofertas, pero no cambia su ritmo. 'Yo no tengo una tienda de electrodomésticos y no vendo melones. Todas mis existencias se acabaron con el premio. Tengo ofertas pero no tengo nada que vender. No tengo prisa. Soy un escritor lento'. Las decisiones las toma al acabar la obra. 'Una novela es arte y aventura y como aventura puede acabar en naufragio'. Busca lectores con tiempo de leer, 'no de comida rápida', y considera que no se puede despreciar un premio, pero tampoco escribir condicionado por él. 'Nunca escribo para un premio. Eso sería matar la novela'.

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