Crítica:POP | LA CABRA MECÁNICA

El fresco del barrio

¿Puede haber algo más apropiado para unas fiestas de San Isidro que estos triunfadores del año, capaces de asomarse con éxito y seguridad a las listas de ventas y al interés de la industria, a base de -atención- buenas canciones? Lichis es un veterano músico de los de verdad; superviviente de montones de escenarios callejeros y sitios aún peores, que ha tenido que ir puliendo su material con la meticulosidad y la paciencia de un joyero hasta dar con las gemas perfectas para gustar a todo el mundo.

Pues bien, ante una ingente multitud de madrileños ebrios de fiestas patronales, este comp...

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¿Puede haber algo más apropiado para unas fiestas de San Isidro que estos triunfadores del año, capaces de asomarse con éxito y seguridad a las listas de ventas y al interés de la industria, a base de -atención- buenas canciones? Lichis es un veterano músico de los de verdad; superviviente de montones de escenarios callejeros y sitios aún peores, que ha tenido que ir puliendo su material con la meticulosidad y la paciencia de un joyero hasta dar con las gemas perfectas para gustar a todo el mundo.

Pues bien, ante una ingente multitud de madrileños ebrios de fiestas patronales, este compositor y vocalista representó con el salero que le caracteriza el meritorio papel de artista callejero cercano, sincero, respaldado por un excelente repertorio de canciones y decidido a no dejarse domeñar por las locas exigencias del mercado español del disco y de este mundo loco en general.

La Cabra Mecánica

Miguel Ángel Hernando Trillo Lichis (voz y guitarra), Pedro Regueiro (bajo), Julián Kanewski (guitarra) y José Bruno (batería). Plaza de las Vistillas. Madrid, jueves 16 de mayo.

Para esta actuación escogió, eso sí, una formación musical quizá demasiado rockera en un ambiente tan de feria, cargado el aire de olor a churros y gallinejas y de la electricidad que despiden los cuerpos al son de unas rumbitas. Mucha y muy variada gente ejercía de público y parte de ellos venían al calor de la resurrección de María Jiménez, así que tal vez fliparon un poco al ver a Lichis coreando 'que te follen', como reza el estribillo de uno de los temas emblemáticos del grupo, a guitarrazo limpio.

Porque lo que realmente les ha hecho dar ese salto en popularidad ha sido su último disco, Vestido de domingo, un prodigio de ingeniería musical en donde el amor se desmenuza de diversas maneras y todas ellas de gran belleza.

Escuchando cantar en vivo a Lichis, con el sombrerito y esa pintilla de fresco del barrio, hermosuras como Fábula del hombre lobo y la mujer pantera, Sha la la, Todo a cien, Felicidad y, por supuesto, la muy radiada La lista de la compra, es fácil que cualquier espectador, sensible o no a los ritmos mestizos que siembran el cancionero de La Cabra Mecánica, se arranque a echarse unos pases de baile. Así que, respondiendo a la retórica pregunta que encabeza esta crónica, pocos conciertos hay más apropiados para una noche de fiesta. De San Isidro o de San Lo Que Sea.

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