55º FESTIVAL DE CANNES

'Mi película es, sobre todo, emocional'

El cineasta británico Mike Leigh obtuvo ayer en Cannes, con All or nothing, la difícil aprobación general de la crítica. 'Es, sobre todo', explica el director, 'una historia muy emocional que se enfrenta a los valores de la familia, el amor, sus relaciones y la lucha por mantener la dignidad'.

All or nothing
es un drama doméstico, ambientado en el sureste londinense, que explora la intimidad y los sentimientos del lado oscuro de la naturaleza humana y los expone, con detalle, a través de las vidas de personajes corrientes de uno de los suburbios más pobres de la capital....

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El cineasta británico Mike Leigh obtuvo ayer en Cannes, con All or nothing, la difícil aprobación general de la crítica. 'Es, sobre todo', explica el director, 'una historia muy emocional que se enfrenta a los valores de la familia, el amor, sus relaciones y la lucha por mantener la dignidad'.

All or nothing es un drama doméstico, ambientado en el sureste londinense, que explora la intimidad y los sentimientos del lado oscuro de la naturaleza humana y los expone, con detalle, a través de las vidas de personajes corrientes de uno de los suburbios más pobres de la capital.

Después de 30 años de oficio, el método del cineasta británico sigue siendo el mismo: él y sus actores conviven durante meses antes del rodaje, sin guión previo. 'Durante este tiempo de ensayo intensivo', dice el realizador, 'exijo a mis chicos mucha concentración para que logren, primero, crear sus personajes para, luego, sumergirse en ellos con mayor convicción, y que las vivencias con los demás y su capacidad de adaptación al entorno sean su mayor riqueza. El resultado de esta densa y compleja convivencia es lo que vierto en la historia. All or nothing fue uno de mis trabajos más meditados. Seis meses de fatigosa preparación precedieron a los tres de rodaje'.

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Leigh explica su dedicación al retrato de la clase marginal inglesa porque 'ya hay cineastas que se encargan de reflejar las vidas de la clase alta. Para mí, profundizar en las existencias de la gente corriente es una especie de misión personal. A mis 59 años he visto muchas cosas ya. Y la experiencia me enseña que no hay situaciones ni personajes simples. Cuanto más vives, más compleja y diversificada se vuelve tu visión del mundo. Por eso no me enfrento a la historia con un guión preestablecido, sino sólo con lo que aprendo a través del día a día junto a actores que encarnan esas emociones'.

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