Reportaje:

Cuevas para un museo

El Centro de Interpretación del Sacromonte recupera la historia y la vida del barrio

El Sacromonte ya no perderá ni su historia ni su memoria. Al contrario. Más de tres mil escolares granadinos y, posteriormente, de toda Andalucía, pueden conocer ahora cómo era la vida en el barrio, cómo eran sus famosas cuevas, cómo eran sus herrerías, sus telares, sus cesterías y hasta su flamenco. La iniciativa de una asociación cultural granadina, Vaivén-Paraíso, de crear el Centro de Interpretación del Sacromonte ha conseguido recuperar el modo de vida y el estilo del barrio. Más de una decena de cuevas del barrio ya no son cuevas. Son un museo vivo.

Una burra, Morenita, se ...

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El Sacromonte ya no perderá ni su historia ni su memoria. Al contrario. Más de tres mil escolares granadinos y, posteriormente, de toda Andalucía, pueden conocer ahora cómo era la vida en el barrio, cómo eran sus famosas cuevas, cómo eran sus herrerías, sus telares, sus cesterías y hasta su flamenco. La iniciativa de una asociación cultural granadina, Vaivén-Paraíso, de crear el Centro de Interpretación del Sacromonte ha conseguido recuperar el modo de vida y el estilo del barrio. Más de una decena de cuevas del barrio ya no son cuevas. Son un museo vivo.

Una burra, Morenita, se pasea obediente por el paisaje cálido y abrupto del barrio, con la Alhambra en el horizonte y un panorama de grutas encaladas. En ellas puede verse cómo eran antiguamente las casas del barrio, como las habitaba la gente y cómo aprendió a hacer de las cuevas un modo de vida. Cocinas, cuadras, fraguas... todo se ha reproducido con total exactitud.

'Llevamos cuatro años trabajando en este proyecto', explica Manuel Miguel Mateo, secretario de Vaivén-Paraíso. 'Veíamos como el Barranco de los Negros se estaba deteriorando y nos pusimos en contacto con el Ayuntamiento para poner en marcha un plan de recuperación del patrimonio del barrio. Hicimos una intervención muy blanda, muy poco agresiva, y éste es el resultado'.

El resultado es un complejo de 16 casas-cuevas que se han convertido en el Centro de Interpretación del Sacromonte. Cada cueva muestra uno aspecto diferente de cómo era la vida en el barrio. En unas puede verse un taller de cestería, en otras se explica la tradición de las zambras flamencas, y en otras, cómo era un verdadero hogar sacromontano.

'Son 4.800 metros cuadrados de superficie para un museo etnográfico que recrea la vida del Sacromonte', explica el presidente de la asociación, Miguel Berbel. 'Y la verdad, es que la idea está teniendo muy buena acogida'.

Desde que se inauguró el centro, a comienzos de este mes, los colegios de Granada han comenzado a concertar visitas para que los escolares aprendan a comprender, respetar y amar el barrio. 'Para esta temporada tenemos prevista la visita de 3.000 chavales', explica Mateo. 'Queremos que en los próximos meses también comiencen a pasar por aquí escolares de otras ciudades andaluzas'.

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En el centro hay también un escenario al aire libre para actuaciones musicales, una sala de exposiciones en donde se muestra la obra de artistas locales y una zona de paseo y de recreo. Además de las cuevas, los visitantes pueden conocer cuáles son los tipos de roca que conforman el barrio y cuál es la flora más típica de la zona. 'Todo está hecho', señala Manuel Miguel Mateo, 'con la idea de que cualquier visitante, sea adulto o pequeño, conozca el barrio lo máximo posible'. Es la única manera de que el Sacromonte no pierda su memoria.

El valle del paraíso

El Sacromonte es uno de los barrios con más solera de Andalucía. Conocido antiguamente como Valparaíso (valle del paraíso), cambió su nombre cuando, en el siglo XVI, aparecieron los famosos Libros Plúmbeos, unas planchas de plomo en las que se trataba de hacer un religión sincrética del islam y el cristianismo para evitar la expulsión de los moriscos granadinos, y donde aparecieron también los supuestos restos de San Cecilio, el patrón de Granada. Rápidamente se construyó una abadía en lo que vino a llamarse el Monte Sacro de Granada. La enorme cantidad de grutas que existen en la zona hizo que, paulatinamente, la etnia gitana de Granada fuese ocupando el barrio y construyendo en las cuevas sus viviendas. Aunque las casas adolecen de muy poca luz, tienen la ventaja de que la temperatura en el interior es constante todo el año, y nunca hace ni frío ni calor excesivos. La vida de la población gitana, sus cuevas y su peculiar estilo hicieron que el barrio desarrollase una personalidad propia y peculiar. Las zambras, las famosas fiestas nocturnas que se hacían en el interior de las cuevas, se convirtieron en una tradición. El flamenco se adueñó de todo el barrio y se convirtió en otro de los alicientes de la zona. Hace años, las iniciativas institucionales de llevar a la población gitana a otros barrios más modernos de Granada pusieron al barrio en peligro. El progresivo abandono de la población autóctona y la ocupación de las cuevas por parte de vagabundos y mendigos hizo que el Sacromonte entrase en un periodo de decadencia que ahora ha comenzado a recuperar con los proyectos de rehabilitación del barrio y reocupación. Dentro de ese plan de volver a hacer del barrio una zona de vecindario entra el proyecto del Centro de Interpretación del Sacromonte, que muestra cómo era la vida en las cuevas. Una de las pretensiones de los responsables del centro es que las cuevas sean también talleres vivos donde los sacromontanos hagan su trabajo.

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