Crítica:CLÁSICA

Heredero de los mitos

Pocas veces quedará tan justificada la inclusión de un pianista en recital dentro de un ciclo denominado Orquestas del Mundo. Y es que tocaba Eugeni Kissin (Moscú, 10 octubre de 1971). Si a los tres años Kissin ya tocaba el piano, a los diez actúa con orquesta en Moscú, con la Filarmónica de la ciudad. Pero la no contradicción entre la orquesta sinfónica y el pianismo de Kissin parte de la misma sustancialidad del intérprete: un virtuoso extremado que sitúa en nuestro tiempo un arte heredero de Liszt, Anton Rubinstein, Thalberg, Godowsky y demás estrellas míticas y avasalladoras.
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Pocas veces quedará tan justificada la inclusión de un pianista en recital dentro de un ciclo denominado Orquestas del Mundo. Y es que tocaba Eugeni Kissin (Moscú, 10 octubre de 1971). Si a los tres años Kissin ya tocaba el piano, a los diez actúa con orquesta en Moscú, con la Filarmónica de la ciudad. Pero la no contradicción entre la orquesta sinfónica y el pianismo de Kissin parte de la misma sustancialidad del intérprete: un virtuoso extremado que sitúa en nuestro tiempo un arte heredero de Liszt, Anton Rubinstein, Thalberg, Godowsky y demás estrellas míticas y avasalladoras.

Sucede, sin embargo, que, llegado el momento, Kissin sabe replegar sus increíbles efectivos para hablar con infinita y recóndita poesía, y que en él no se da esa dosis de capricho voluntarioso bastante usual entre los divos del teclado. Así, en una Sonata de tan escondidos rincones y meandros como la Op. 11 de Robert Schumann. Obra grande de aliento e inventiva, libre de forma y denominada antisonata; juicio o remoquete insostenible hoy, cuando sabemos el largo proceso evolutivo de esa forma instrumental. Pertenece, eso sí, la Sonata en Fa sostenido menor al arte calificado por Ortega como 'radicalmente impopular' que exige una escucha activa. El público de Ibermúsica está capacitado para la experiencia, con lo que el éxito no tardó.

Ciclo Grandes Orquestas Ibermúsica

E. Kissin, pianista. Obras de Bach-Busoni, Schumann y Mussorgski. Auditorio Nacional, Madrid, 19 de febrero.

Antes, Kissin, de manera superlativamente brillante y seria, ofreció un Bach-Busoni también rompedor. Y los Cuadros de una exposición, en la versión original de Mussorgski nos sonaron a través del joven pianista como cuando lo abordaba el modélico Richter.

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