Crónica:Copa de la UEFA

Aimar guía al Valencia ante el Servette

Se hartó de jugar en la segunda parte Pablito Aimar, que recuperó, repartió y remató. Todo bien. Con velocidad y precisión. Buscó referencias en los volantes, y las encontró primero en Rufete y más tarde en el Kily González, al que le costó entrar en el partido. Lo mismo que a sus compañeros, que sólo se engancharon a la jarana de Aimar en el segundo acto. El Servette aguantó en la primera parte y se desplomó en la segunda, a poco que Aimar marcara el segundo gol.

Creyó el Valencia que el rival suizo era jauja, pero fue una impresión equivocada. El Servette, verdugo del Zaragoza en una ...

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Se hartó de jugar en la segunda parte Pablito Aimar, que recuperó, repartió y remató. Todo bien. Con velocidad y precisión. Buscó referencias en los volantes, y las encontró primero en Rufete y más tarde en el Kily González, al que le costó entrar en el partido. Lo mismo que a sus compañeros, que sólo se engancharon a la jarana de Aimar en el segundo acto. El Servette aguantó en la primera parte y se desplomó en la segunda, a poco que Aimar marcara el segundo gol.

Creyó el Valencia que el rival suizo era jauja, pero fue una impresión equivocada. El Servette, verdugo del Zaragoza en una fase previa, tiene oficio. Sabe lo que hace. Debe de ser por su colonia de jugadores brasileños. Suficiente para complicarle la vida a un Valencia sin apenas tensión competitiva que se aburguesó.

La segunda parte, además, empezó muy peligrosa para los valencianos: Robert, solo, remató alto ante Cañizares y Mestalla afiló las uñas contra sus jugadores. Acto seguido, no obstante, Aimar sepultó las críticas de un plumazo. Inició y finalizó un bello gol. A partir de aquí, comenzó la fiesta de Pablito, a la que fueron llegando invitados. Kily González, el primero. Por ahí pasó a su vez Carboni, que vio la puerta abierta y entró. Y también Salva, que se reencontró con lo que realmente sabe hacer: ese cabezazo a quemarropa tras un magnífico centro del Kily. Muy bien Djukic, sacando la pelota jugada desde atrás. Mestalla cambió de estado de ánimo. Lo aplaudió todo. Una mosca que pasara. Incluso a Mista, pese a su discreta actuación. El Servette no pasó del medio del campo. El Valencia presionó muy arriba y encajonó completamente al conjunto suizo. Ah, y Aimar provocó una tarjeta amarilla para llegar limpio de amonestaciones al previsible cruce de cuartos de final ante el Inter de Milán.

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