Crónica:XIX JUEGOS OLÍMPICOS DE INVIERNO | Salt Lake City 2002

Aamodt, el más completo

El veterano noruego se impone en el supergigante a Eberharter y los restantes austriacos

Kjetil Andre Aamodt no es muy alto (1,76 metros), pero sí fuerte (88 kilos). Con esta complexión equilibrada, se dedicó al esquí alpino en vez de al nórdico. Noruega, su país, tenía que crear una gran generación para sus Juegos Olímpicos de Lillehammer 94 y él fue uno de sus integrantes de lujo. Ayer, a sus 30 años, ganó el supergigante y confirmó lo ya sabido. No sólo superó a la armada austriaca (segundo puesto, tercero, cuarto y séptimo), sino que se consagró como una gran joya.

Aamodt es el más completo. El último gran polivalente desde la retirada del luxemburgués de...

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Kjetil Andre Aamodt no es muy alto (1,76 metros), pero sí fuerte (88 kilos). Con esta complexión equilibrada, se dedicó al esquí alpino en vez de al nórdico. Noruega, su país, tenía que crear una gran generación para sus Juegos Olímpicos de Lillehammer 94 y él fue uno de sus integrantes de lujo. Ayer, a sus 30 años, ganó el supergigante y confirmó lo ya sabido. No sólo superó a la armada austriaca (segundo puesto, tercero, cuarto y séptimo), sino que se consagró como una gran joya.

Aamodt es el más completo. El último gran polivalente desde la retirada del luxemburgués de origen austriaco Marc Girardelli. El gran sucesor de éste, al que ya había superado con 16 medallas, por 13, entre los Mundiales y los Juegos. El miércoles ya ganó la combinada, la suma de un descenso y un eslalon; las dos pruebas más dispares, la veloz y la técnica; la cita de los astutos. Por eso también dejó Oslo y reside en Montecarlo. Tiene a mano los Alpes y menos impuestos. Y lleva ya siete medallas olímpicas: tres de oro, la primera en el supergigante de Albertville 92; dos de plata y dos de bronce, y diez podios en los Mundiales: cinco oros, tres platas y dos bronces, así como la Copa del Mundo 1993-1994, cuatro segundos puestos y 17 pruebas ganadas. Un asombroso palmarés.

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Ayer, en un supergigante muy técnico, Aamodt supo resolver perfectamente las dificultades y adaptarlas a su velocidad sin cometer errores. Suele hacerlo en los instantes clave. Es un competidor nato al que rara vez le puede la presión. Este año, por ejemplo, había ido mejorando en las cuatro pruebas de la Copa: 19º en Val d'Isère (Francia), octavo en Kitzbuehel (Austria) y sexto y quinto en las dos de Garmisch-Partenkirchen (Alemania). Y esperaba su gran momento.

El austriaco Stefan Eberharter, en cambio, la gran estrella de la temporada, que ya perdió el descenso (sólo bronce), había ganado tres carreras y terminado tercero en otra. Pero ayer volvió a su papel de segundón (segundo) y ya difícilmente podrá resarcirse en el gigante, salvo que repita su gran actuación de Saint Moritz en la Copa.

Los Juegos tienen desde ayer su nuevo plusmarquista de medallas: el noruego Ole Reinar Bjoerndalen, el rey del biatlón (esquí de fondo y tiro), logró su tercer oro, el primero que lo consigue en la historia olímpica de esta modalidad, superando a Johann Muehlegg, a Aamodt y al saltador suizo Simon Amman.

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