A3 | CONFIANZA CIEGA

Francine Gálvez o la doctora Love

El domingo se estrenó Confianza ciega, uno de esos espacios a los que ahora llaman 'experimento sociológico', en el que tres parejas heterosexuales deben poner a prueba su fidelidad. Lo presenta Francine Gálvez, que se esfuerza durante toda la emisión por hablar con un doble sentido muy meritorio, menos cuando alguna concursante le llora, que se convierte en una perpleja doctora Love. Lo mejor del programa es que no se aceptan matrimonios, sólo parejas no casadas, de lo que se deduce que estar casado y ser infiel es más feo que ser infiel sólo siendo pareja de hecho.

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El domingo se estrenó Confianza ciega, uno de esos espacios a los que ahora llaman 'experimento sociológico', en el que tres parejas heterosexuales deben poner a prueba su fidelidad. Lo presenta Francine Gálvez, que se esfuerza durante toda la emisión por hablar con un doble sentido muy meritorio, menos cuando alguna concursante le llora, que se convierte en una perpleja doctora Love. Lo mejor del programa es que no se aceptan matrimonios, sólo parejas no casadas, de lo que se deduce que estar casado y ser infiel es más feo que ser infiel sólo siendo pareja de hecho.

El invento consiste en soltar a los tres concursantes machos con tres tías buenas en una casa, y a las tres concursantes hembras en otra, con otros tres tíos buenos. Luego, cada miembro de la pareja verá cómo se ha comportado su cónyuge a través de un vídeo manipulado. Es así de sencillo. Manipulan los vídeos para que les provoquen más celos, así que si ellas les ven diciendo: 'Me encanta la.. mmm... leche', seguramente están hablando de las virtudes del calcio. Lo saben, pero aun así sufren.

Nos gustó mucho la manera de presentarnos a las que ejercen de señoritas de compañía. Las sacaron en un vídeo que tenía esa estética de Canal Playboy o de anuncio de prostituta de televisión local. Mucho tul de color blanco y mucha voz de llevar media hora pedaleando en una bicicleta estática. Los diálogos que les escriben son muy buenos: 'Soy mitad ángel, mitad demonio....', decía una. 'Todos miran mi cuerpo, no sé... por qué', susurraba la otra. Sin embargo, como siempre, los chicos que ejercen para las concursantes hembras son de ese estilo musculoso de los pases de lencería de La Primera que no suele gustarnos. 'Hay que saber enamorar a una mujer, y yo tengo el master', decía el depilado Genaro.

Es un programa, pues, que lo tiene todo para que estemos a favor (manipulación, incitación a la prostitución...), pero nos aburrió. Sugerimos un Gran Hermano en Sing Sing. 'Te invitamos a abandonar la cárcel', diría el presentador después de cada expulsión.

[Confianza ciega fue seguido el pasado domingo por una media de 2.835.000 espectadores, con una cuota de pantalla del 20,2%].

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