Columna

El retorno

Vista a Oriente, donde Estados Unidos realizaba una rápida operación de limpieza de talibanes, según diseño de la Walt Disney Corporation, corrigiendo expediciones del cine colonial en blanco y negro como Tres lanceros bengalíes o Gunga Din. Luego vista a Occidente, donde los argentinos se echaban a las calles y al asalto de supermercados, en plena crisis del sistema esclavista neoliberal y de su valedor de turno, el presidente De la Rúa, que solo, fané y descangayado dejaba el poder a un peronista famoso por las riquezas adquiridas durante los dos años de mandato como gobernado...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Vista a Oriente, donde Estados Unidos realizaba una rápida operación de limpieza de talibanes, según diseño de la Walt Disney Corporation, corrigiendo expediciones del cine colonial en blanco y negro como Tres lanceros bengalíes o Gunga Din. Luego vista a Occidente, donde los argentinos se echaban a las calles y al asalto de supermercados, en plena crisis del sistema esclavista neoliberal y de su valedor de turno, el presidente De la Rúa, que solo, fané y descangayado dejaba el poder a un peronista famoso por las riquezas adquiridas durante los dos años de mandato como gobernador. 28 muertos causados por la represión de policías públicos o privados, más tres chinos que se suicidaron porque les asaltaron el supermercadito y se quedaron sin poder pagar a las mafias que les habían facilitado la llegada al país y mantenían como chantaje la amenaza sobre sus parientes en China.

Y sin saber todavía si Bin Laden es el rey Arturo que un día volverá o un desaparecido más en las fosas comunes abiertas por los bombardeos norteamericanos, hay que volver, volver, volver... en nuestro eterno retorno al País Vasco, donde Nicolás Redondo ha dimitido para explicitar la crisis del Partido Socialista de Euskadi, escindido entre los que quieren seguir en la pinza contra el PNV y los que no saben qué hacer, pero desde luego sí saben que quieren salirse del abrazo del oso que significó colaborar con el PP en la pinza contra el PNV. El fracaso del sorpasso en las expectativas creadas por la alianza Mayor Oreja-Nicolás Redondo, dejaba al primero malherido y al segundo precadáver político a poco que se atrevieran a exteriorizar su disensión importantes dirigentes de su partido, para empezar el mismísimo Felipe González, negado al sueño de que aznaritas y socialistas juntos y revueltos superaran al PNV y asociados.

Aunque debido a la división de su partido, Redondo aspire a que su dimisión sea una operación retorno, todo indica que cualquier salida política necesita del bifronte PNV de Ibarretxe y Arzalluz, de no mediar una intervención aérea norteamericana o un asalto de descamisados vascos a los supermercados del txangurro y del txakolí de Guetaria. Aquí seguimos. Equidistantes de Afganistán y de Argentina. En nuestro propio agujero negro.

Archivado En