Crítica:

Una imagen de España

De origen franco-español, Jean Cassou (Bilbao, 1897-París, 1986) fue uno de los hispanistas más activos del siglo XX. Hombre de una inmensa cultura, no fue el típico historiador que abusaba de los datos, sino un intérprete que supo reflexionar desde los afectos. Escritor, crítico y conservador de arte, aglutinó en torno a sí un amplísimo grupo de amigos entre escritores y artistas, no sólo franceses y españoles, sino pertenecientes a ese ancho mundo formado por aquellas gentes que creyeron en la humanidad y que practicaron ese humanismo utópico que se halla implícito en el pensamiento, la poes...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

De origen franco-español, Jean Cassou (Bilbao, 1897-París, 1986) fue uno de los hispanistas más activos del siglo XX. Hombre de una inmensa cultura, no fue el típico historiador que abusaba de los datos, sino un intérprete que supo reflexionar desde los afectos. Escritor, crítico y conservador de arte, aglutinó en torno a sí un amplísimo grupo de amigos entre escritores y artistas, no sólo franceses y españoles, sino pertenecientes a ese ancho mundo formado por aquellas gentes que creyeron en la humanidad y que practicaron ese humanismo utópico que se halla implícito en el pensamiento, la poesía y la creación plástica. La exposición que se ha organizado alrededor de su figura muestra, en una primera parte, el mundo particular de este erudito que escribiendo sobre la vida de Felipe II, el Greco o Picasso intentó ofrecer una imagen emotiva de España, alejada de la 'leyenda negra' y del retraso ancestral, para lo cual apoyó a los artistas españoles de la vanguardia y mantuvo una intensa relación epistolar y editorial con algunos de los personajes clave de nuestra cultura moderna, como fue el caso con Unamuno.

COLECTIVA EN TORNO A JEAN CASSOU

Centro Cultural Conde Duque Conde Duque, 11. Madrid Hasta el 15 de enero de 2002

Próximo a la mayoría de

los escritores de la generación del 27 y amigo de Gómez de la Serna, fue colaborador de una generación particularmente interesante de pensadores y poetas y fue también testigo de una de las épocas más emocionantes de la historia de España, tomando partido por la causa republicana. Desde mucho antes frecuentaba a los artistas españoles residentes en París, tales como Celso Lagar, María Blanchard, Gregorio Prieto, Bores, De la Serna y Pancho Cossío y escribió interesantes estudios sobre Gutiérrez Solana y Joan Miró, así como sobre los escultores Mateo Hernández, Pablo Gargallo y Julio González.

No es, por tanto, extraño que cuando Jean Cassou inició una colección nacional de arte, al ser nombrado conservador jefe del Musée National d'Art Moderne, cargo en el que permaneció entre 1945 y 1965, en ella no faltaran obras de artistas españoles, como Julio González, Pablo Gargallo y Luis Fernández.

El carácter de homenaje que posee la exposición se documenta con una extensa muestra de cartas, manuscritos, libros y fotografías originales que son indudablemente curiosos pero, sin embargo, desde el punto de vista artístico, lo más interesante es la segunda parte: el conjunto de pinturas, dibujos y esculturas que con este motivo ha logrado reunir Michel Sarre, en el que ha mezclado hábilmente la obra de los amigos españoles de Cassou con la de algunos de los más significativos exponentes de la vanguardia internacional.

Así, junto a los cuadros y esculturas de los artistas españoles antes mencionados, se pueden ver en esta muestra piezas particularmente interesantes de Marcel Janco, Duchamp-Villon, Marc Chagall, Juan Gris, Jacques Lipchitz, Michel Larionov, Goncharova, Survage, Georges Braque, André Masson, Gromaire, Jean Arp, Kandinsky, Matisse o Le Corbusier, que hacen muy atractiva la exposición.

Son obras que, en muchos casos, vienen del Centre Georges Pompidou, museo que alberga aquella colección que Cassou comenzó a reunir en 1945.

Archivado En