El Barça, en el momento preciso

El Barcelona se llevó con la gorra un partido que el Pamesa creyó tener a tiro durante mucho tiempo. La capacidad para pisar el acelerador en el momento preciso dejó un aire de neta superioridad azulgrana en el pabellón de la Fuente de SanLuis. Todo estaba en un pañuelo cuando Aíto ordenó a sus jugadores que metieran una velocidad más. Dueñas, hasta entonces tan discreto que se pasó muchos minutos en el banquillo, se sumó a la lección magistral que impartió toda la noche el alemán Okulaja. Era el principio del último cuarto. El arreón del Barça dejó seco al Pamesa durante cinco minutos en ...

El Barcelona se llevó con la gorra un partido que el Pamesa creyó tener a tiro durante mucho tiempo. La capacidad para pisar el acelerador en el momento preciso dejó un aire de neta superioridad azulgrana en el pabellón de la Fuente de SanLuis. Todo estaba en un pañuelo cuando Aíto ordenó a sus jugadores que metieran una velocidad más. Dueñas, hasta entonces tan discreto que se pasó muchos minutos en el banquillo, se sumó a la lección magistral que impartió toda la noche el alemán Okulaja. Era el principio del último cuarto. El arreón del Barça dejó seco al Pamesa durante cinco minutos en los que se pasó del empate a 56 a un disuasorio 57-69.

Sucedió que Elson no palió ni en broma el descanso que Casimiro le concedió a Hopkins y que Alston continuó perplejo ante el quehacer de Okulaja en uno y otro aro. Los 22 puntos, 10 rebotes y cuatro faltas recibidas por el alemán hicieron recordar las colosales aportaciones de su predecesor en el equipo azulgrana, que no es otro que Pau Gasol. El trabajo de Okulaja hizo irrelevante la nefasta actuación de los otros dos pívots azulgrana, Ekonomou, que apenas entró en acción, y Rentzias, que en un visto y no visto sumó cuatro faltas.

La ausencia de Dante Calabria, lesionado, facilitó la labor de zapa del Barcelona. Jasikevicius y Nacho Rodríguez asfixiaron a Rodilla, que apenas encontró ayuda a la hora de manejar el ritmo de juego y al que tampoco le pudo dar mucho aire Millera, también algo renqueante a causa de una lesión. El Pamesa tuvo que fiarlo todo a Hopkins y al tiro lejano (9 de 19 triples) ya que nada más pudo sacar cerca de los aros donde naufragó de manera estrepitosa: sólo consiguió un catastrófico 30% de acierto en tiros de dos (12 canastas de 40 intentos).

El Barcelona se marchó con las manos en los bolsillos y silbando alegremente de una cancha en la que se le auguraba árduas dificultades y en la que a su propietario, a la vista del partido de ayer, le queda un importante trabajo por delante, al menos para estar a la altura de lo que desea su presidente Juan Roig.