Crítica:MG ZT 190 | PRUEBA

Deportividad inglesa

Doble personalidad. El MG ZT es la versión deportiva del Rover 75 y muestra el nuevo reparto de papeles del grupo MG Rover tras su fallida fusión con BMW. Mientras Rover mantendrá la elegancia clásica de los coches ingleses, vuelve MG, una marca británica identificada con la competición que aportará una visión más deportiva dirigida a los compradores con estilos de vida más jóvenes. De esta forma se desdobla la oferta para intentar aumentar las ventas totales.

El ZT es el modelo más grande de MG, un Rover 75 con una estética redefinida que acentúa su deportividad. Pero también incluye u...

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Doble personalidad. El MG ZT es la versión deportiva del Rover 75 y muestra el nuevo reparto de papeles del grupo MG Rover tras su fallida fusión con BMW. Mientras Rover mantendrá la elegancia clásica de los coches ingleses, vuelve MG, una marca británica identificada con la competición que aportará una visión más deportiva dirigida a los compradores con estilos de vida más jóvenes. De esta forma se desdobla la oferta para intentar aumentar las ventas totales.

Estética agresiva

Más información

El ZT es el modelo más grande de MG, un Rover 75 con una estética redefinida que acentúa su deportividad. Pero también incluye una serie de cambios mecánicos acordes con su nueva personalidad. El conjunto está bien resuelto y combina elegancia y dinamismo en una interpretación deportiva con gran poder de seducción. Su elemento más distintivo es el frontal, con los cuatro faros, la nueva parrilla y las mallas metálicas de estilo racing que cubren sus grandes tomas de aire. Además añade detalles aerodinámicos que potencian su poderío estético y aumentan el aplomo a alta velocidad: parachoques con faldones, alerón trasero... Y lo más llamativo, sus impresionantes llantas de 18 pulgadas, que refuerzan su músculo con un diseño muy atractivo.

Mecánica deportiva

Pero el ZT es más que una operación de cirugía estética: los cambios afectan también a la mecánica. Así, la imagen deportiva se completa con unas suspensiones más enérgicas que reducen la altura al suelo, amortiguadores y muelles más duros, nuevas estabilizadoras, dirección más precisa, frenos más grandes... Y un motor 2.5 V6 potenciado desde los 177 CV del Rover 75 hasta los 190 del ZT. Todo esto convierte el nuevo MG en una berlina de personalidad agresiva, tanto por estética como por comportamiento dinámico.

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El interior mantiene la misma mentalidad, pero sin ostentaciones. La deportividad se aprecia en los pequeños detalles: volante, palanca de cambio corta, instrumentación en fondo blanco y, sobre todo, los asientos, más envolventes para sujetar bien el cuerpo.

Por lo demás, el ZT mantiene la habitabilidad del Rover 75, con unas plazas delanteras generosas y unas traseras anchas, aunque algo justas en espacio para las piernas. El maletero también es correcto, pero faltan huecos para objetos: apenas hay una guantera en el salpicadero, dos bolsas pequeñas en las puertas delanteras y los dos apoyabrazos centrales, que son huecos. En cambio, está bien acabado porque combina el buen gusto de los ingleses con la calidad y algunos elementos de BMW: pantalla de navegador/TV opcional, mandos de las luces... Además utiliza materiales refinados y está bien insonorizado. En cambio, sus suspensiones enérgicas afectan al confort, sobre todo en viajes largos y pisos bacheados.

Dos carrocerías y dos motores

La gama ZT cuenta con dos carrocerías, berlina y familiar, que se ofrecen en versión única, 190, y con el mismo motor 2.5 V6 de 190 CV. La primera cuesta 5.585.750 pesetas y, salvo los elementos deportivos, incluye un equipo de serie muy normal: cuatro airbags, ABS, climatizador, cuatro elevalunas eléctricos, cierre con mando, equipo de música con CD, llantas de aleación... Pero los windowbags y el ordenador de viaje son opcionales, y el ESP (control de estabilidad) ni siquiera está disponible, tres fallos en un coche con su precio y aspiraciones. La carrocería familiar se basa en el Rover 75 Tourer y presenta una imagen imponente. Se denomina ZT-T 190, sólo se vende bajo pedido y sube a 5.785.000. Además, la gama MG incluye otros dos modelos, el ZS y el ZR, derivados de los Rover 200 y 400, también con estética y carácter muy deportivos.

Conclusión

El ZT 190 es una berlina de aspecto espectacular que hace compatibles deportividad y necesidades familiares. Ofrece un motor rápido, un comportamiento dinámico eficaz, un interior moderno y un equipo de serie correcto, aunque con carencias. Y a cambio, sacrifica un poco la comodidad en los viajes largos. Pero cuesta como otros modelos de su tamaño y prestaciones y aporta una personalidad atractiva y muy marcada.

Deportividad con buen gusto.El MG ZT 190 es la interpretación deportiva del Rover 75ENRIQUE BROOKING

AL DETALLE

ESTÉTICA DEPORTIVA

La mejor baza del ZT es su fuerza estética, que contrasta con la imagen convencional de sus rivales. El MG compite con las berlinas medias deportivas, ya sean suecas (Saab 9-3 y Volvo S60), italianas (Alfa 156) o alemanas (Audi A4, BMW Serie 3). Tiene unas medidas superiores y más espacio interior, pero el equipo de serie es peor, especialmente en seguridad (airbags y ESP), sobre todo frente al Audi y el BMW, que incluyen ESP de origen. El ZT cuesta 500.000 más que el Alfa, 200.000 más que el Volvo y casi lo mismo que el Rover 75. Una buena propuesta para conductores deportivos con obligaciones familiares.

UN INTERIOR CON ESTILO

El diseño interior del MG ZT interpreta la deportividad con mucha elegancia y consigue un ambiente muy atractivo. Destacan los detalles de inspiración racing, como el cambio, la instrumentación o los asientos. Y otros heredados de BMW, como el navegador con TV. Las tapicerías son más sencillas y sufridas de lo que aparentan, y las plazas traseras ofrecen un espacio justo para las piernas. En cambio, las medidas generosas de las llantas y su atractivo diseño contribuyen a ofrecer una imagen deportiva muy espectacular. El maletero mantiene la misma capacidad del Rover 75 y no es especialmente grande. En cambio, la zaga estrena un capó y pilotos diferentes, que, junto al alerón posterior, refuerzan la deportividad sin caer en la ostentación.