Crónica:Copa de la UEFA | FÚTBOL

Nuevo desastre del Zaragoza

Entre dos equipos incapaces, un gol es la fortuna el siglo. Ni el Zaragoza ni el Servette tienen gol, pero el equipo suizo aporta el entusiasmo de la humildad y el beneficio de la duda. Marcó y se clasificó. No durará mucho en la competición pero la fiesta no e la amarga nadie. Al Zaragoza le dura la hiel. En un santiamén se ha quedado sin dos competiciones (Copa del Rey y Copa de la UEFA), eliminado por dos equipos menores, vulgares, humildes. Todo un síntoma.

Entregó el Zaragoza el partido a beneficio de su crisis: crisis de identidad, de confianza, de liderazgo. Ese tipo de crisis qu...

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Entre dos equipos incapaces, un gol es la fortuna el siglo. Ni el Zaragoza ni el Servette tienen gol, pero el equipo suizo aporta el entusiasmo de la humildad y el beneficio de la duda. Marcó y se clasificó. No durará mucho en la competición pero la fiesta no e la amarga nadie. Al Zaragoza le dura la hiel. En un santiamén se ha quedado sin dos competiciones (Copa del Rey y Copa de la UEFA), eliminado por dos equipos menores, vulgares, humildes. Todo un síntoma.

Entregó el Zaragoza el partido a beneficio de su crisis: crisis de identidad, de confianza, de liderazgo. Ese tipo de crisis que se comprueba simplemente mirando a los ojos de los jugadores: todos grises. En ese cuarto de hora, el Servette, un equipo menor, le demostró lo contrario, que rebosa alegría y entusiasmo, que le sobra fe para conjugar un fútbol más inteligente que resolutivo.

SERVETTE 1| ZARAGOZA 0

Servette: Pedat; Jaquet, Mieville, Wolf, Fournier (Bah, m. 61); Lonfat (Hilton, m. 84), Claiton, Londono, Oruma; Frei y Obradovic. Zaragoza: Juanmi; Pablo, Aguado, Rebosio, Esquerdinha; Chainho, José Ignacio; Juanele, Acuña, Martín Vellisca (Garitano, m. 60); y Yordi. Goles: 1-0, M. 85. Contragolpe de Obradovic que cede a Oruma, quien supera a la defensa con un autopase y bate a Juanmi. Árbitro: Orham Erdemir (Turquía). Amonestó a Fournier, Juanele, Yordi, Wolf, Acuña, Esquerdinha. Lleno absoluto. 8.279 espectadores, según cifras oficiales, en el estadio Charmilles de Ginebra.

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Los equipos en apuros suelen tener un denominador común: juegan estáticos. Cuando hay que construir, sólo se mueve el que tiene el balón. Y entonces la defensa se tranquiliza y el rival crece minuto a minuto.

El problema del Zaragoza era interior. Nadie crea, porque Acuña dista de su mejor forma tras la lesión y Rojo le protegió reduciéndole el campo jugando como media punta, pero muy lejos del balón. Muchos enredan (caso de José Ignacio o Chainho), pero lo que ganan en la ruleta del círculo central lo pierden unos metros después. Y los extremos, otrora inquietos y habilidosos, se encuentran al cincuenta por ciento, es decir sólo inquietos.

Tiene el Zaragoza el aspecto de un equipo de pretemporada, jugando ayer ante un rival suizo más rodado y menos presionado. No había gol en un partido condenado a la fortuna. Tan menor se antojaba la eliminatoria que recién comenzada la segunda mitad Frei y Obradovic remataron contra Juanmi en dos sucesivos mano a mano. La imagen del partido: un equipo que defiende mal y otro que remata peor. Pero en un contragolpe se hundió el campo. Entre Obradovic -un yugoslavo gélido- y Oruma -un nigeriano artificioso- conjugaron un gol como una losa. El problema del Zaragoza continúa.

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