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Fronteras borrosas

Se diría que los escritores de la última década escriben influenciados por el lenguaje cinematográfico o bien que lo hacen pensando en el cine, pero lo cierto es que cada vez los directores acuden con mayor frecuencia a los novelistas para obtener material para sus creaciones. Aunque lo del cine y la literatura es una vieja amistad, lo nuevo es que cada vez la frontera entre ambos es más tenue, según Italo Moriconi. El último ejemplo es la película Bufo & Spallanzani que acaba de estrenarse, basada en la novela de Rubem Fonseca. El director de la película, Flavio Tambellini, convocó...

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Se diría que los escritores de la última década escriben influenciados por el lenguaje cinematográfico o bien que lo hacen pensando en el cine, pero lo cierto es que cada vez los directores acuden con mayor frecuencia a los novelistas para obtener material para sus creaciones. Aunque lo del cine y la literatura es una vieja amistad, lo nuevo es que cada vez la frontera entre ambos es más tenue, según Italo Moriconi. El último ejemplo es la película Bufo & Spallanzani que acaba de estrenarse, basada en la novela de Rubem Fonseca. El director de la película, Flavio Tambellini, convocó a la guionista y escritora Patrícia Melo para adaptar el texto, pero el mismo Fonseca acabó colaborando en el guión. Asimismo, cada vez más guionistas se lanzan a la aventura de escribir literatura, con lo cual el traspaso de autores de un lado a los territorios del otro aumenta. Hay quienes ven en esto una ventaja: la de que los espectadores del cine que ven estas películas tomadas de la literatura reciente se inclinan a leer más libros. Una relación que no es del todo nueva en Brasil y uno de los gratos ejemplos de esa seducción del cine por las novelas fue la adaptación de Doña flor y sus dos maridos, novela de Jorge Amado.