Reportaje:AJEDREZ

El niño Radyábov: lo nunca visto desde Fischer

Teimur Radyábov, de 14 años, paisano de Kaspárov, deslumbra en Buenos Aires

La semilla que Gari Kaspárov dejó en Bakú no ha podido germinar mejor. El fruto se llama Teimur Radyábov, nació hace 14 años en la capital de Azerbaiyán y sus hazañas ya son históricas. El jueves terminó invicto en el Memorial Najdorf de Buenos Aires, empatado en el segundo puesto con el suizo Víktor Korchnói, a medio punto del excampeón del mundo Anatoli Kárpov, tras enfrentarse a nueve rivales de élite. Sólo el mítico Bobby Fischer logró algo similar, en 1953, al ganar el Campeonato absoluto de EEUU con 14 años.

Kaspárov, de madre armenia, huyó en 1990 de Bakú a Moscú mientras armenio...

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La semilla que Gari Kaspárov dejó en Bakú no ha podido germinar mejor. El fruto se llama Teimur Radyábov, nació hace 14 años en la capital de Azerbaiyán y sus hazañas ya son históricas. El jueves terminó invicto en el Memorial Najdorf de Buenos Aires, empatado en el segundo puesto con el suizo Víktor Korchnói, a medio punto del excampeón del mundo Anatoli Kárpov, tras enfrentarse a nueve rivales de élite. Sólo el mítico Bobby Fischer logró algo similar, en 1953, al ganar el Campeonato absoluto de EEUU con 14 años.

Kaspárov, de madre armenia, huyó en 1990 de Bakú a Moscú mientras armenios y azeríes se mataban por las calles. Pero parte de su corazón sigue allí, a juzgar por la alegría que mostró hace ocho meses, al ver el excelente juego de Radyábov en el torneo de Wijk aan Zee (Holanda). El presidente de Azerbaiyán, Géidar Alíyev, protegió políticamente a Kaspárov hace 20 años, cuando era miembro del Politburó de la URSS y presidente del KGB en Azerbaiyán. Ahora sigue personalmente las actuaciones de Radyábov, consciente de que éste puede dar mucha fama a esa república caucásica, muy rica en petróleo.

Las hazañas de Radyábov comenzaron en 1997: único vencedor de Korchnói, dos veces subcampeón del mundo, en una exhibición de simultáneas en Bakú. Poco después le conoció Kárpov, que habló con Alíyev: "Radjábov tiene un talento enorme. Le veo como futuro campeón del mundo". Un año más tarde fue campeón del mundo sub-12 en Marina D'Or (Castellón) con una facilidad asombrosa. Después, aún con 12 años, logró el triunfo en el Europeo sub-18, y se cayó del podio en la última ronda del Mundial de la misma categoría. Antes había logrado otros tres títulos continentales de edades inferiores.

Radyábov impresiona especialmente por la madurez y serenidad que demuestra ante el tablero. Es muy raro que denote algún síntoma de nerviosismo, y tiene un dominio del juego posicional impropio de su edad. Sus entrenadores, Fukret Sideifzade y Faik Gasánov, también trabajaron en su día con Kaspárov: "Teimur es mucho más modesto y tranquilo que Kaspárov", dijeron a dúo a este diario hace dos años.

Teimur no va al colegio, excepto para superar sin problemas los exámenes: "Ir sería una pérdida de tiempo y un aburrimiento para él, porque su nivel es muy superior al de los niños de su edad. El contacto con ellos lo consigue jugando al fútbol con frecuencia. También le gustan la música y el dibujo. Antes, los grandes maestros de ajedrez soviéticos estaban casi obligados a estudiar una carrera que nunca ejercían. Teimur tiene resuelto su futuro con el ajedrez si se lo toma en serio", agregó Gasánov.

Y tan en serio. Se entrena cuatro o cinco horas diarias, además de la preparación física. Su padre es ingeniero petrolífero; su madre, traductora de inglés; él es trilingüe. Bastante simpático, suele hablar bien de sus rivales, y es autocrítico. Además del apoyo del presidente Alíyev y del Comité Olímpico de Azerbaiyán, recibe la ayuda financiera de las más importantes compañías petrolíferas.

Hace seis meses, Radyábov se convirtió en el segundo gran maestro (categoría similar a la de cinturón negro en yudo) más joven de la historia, sólo superado por el chino Xiangzi Bu, quien la consiguió unos días antes de cumplir los 14 años. Lo más llamativo de su gran actuación en Buenos Aires fueron los empates ante Korchnói, Kárpov y la húngara Judit Polgar. Cada una de esas partidas duró entre cinco y seis horas; los tres presionaron mucho al adolescente, pero no pudieron doblegar al nuevo héroe de Bakú.

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