LE FIGARO | REVISTA DE PRENSA

Globalización del ilegal

Si hay un país que debiera acoger con los brazos abiertos a los refugiados que huyen de regímenes tan bárbaros como el de los talibán, ése debería ser Australia. Hay algo de indignante en ver a un país que imaginamos medio despoblado, repleto de recursos y falto de mano de obra, enviar a sus tropas de élite para impedir el desembarco de 400 refugiados. (...) ¿Habrán olvidado los australianos que ellos mismos son en su mayoría descendientes de los prisioneros llegados de nuestra vieja Europa? (...) El asunto de los refugiados del Tampa muestra hasta qué punto han cambiado los tiempos. (....

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Si hay un país que debiera acoger con los brazos abiertos a los refugiados que huyen de regímenes tan bárbaros como el de los talibán, ése debería ser Australia. Hay algo de indignante en ver a un país que imaginamos medio despoblado, repleto de recursos y falto de mano de obra, enviar a sus tropas de élite para impedir el desembarco de 400 refugiados. (...) ¿Habrán olvidado los australianos que ellos mismos son en su mayoría descendientes de los prisioneros llegados de nuestra vieja Europa? (...) El asunto de los refugiados del Tampa muestra hasta qué punto han cambiado los tiempos. (...) Desbordados por la afluencia de ilegales, los servicios de inmigración prefieren tratar con los ricos jubilados japoneses o con los ingenieros o informáticos que hacen que la economía marche. (...)

El drama de los ilegales se agrava en el mundo entero. (...) Todos los días encalla en alguna parte una embarcación cargada de hombres y mujeres que esperan tocar El Dorado.

Australia nos ha hecho darnos cuenta de que ya no existen sobre la faz de la tierra áreas vírgenes que puedan dar cabida a la superpoblación. La globalización de la inmigración ilegal es una tragedia cada vez mayor, y es algo a lo que Gobiernos y organizaciones internacionales no encuentran respuesta alguna.

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En el caso de los refugiados afganos, Noruega, Indonesia y Australia tratan de responsabilizarse los unos a los otros, pero se han olvidado de la responsabilidad del Gobierno talib. (...)

París, 31 de agosto