Un hombre impulsado por la dirección del partido

Raúl Navarro Roldán (Tarragona, 1963) afirmó en la toma de posesión de su cargo como subdelegado del Gobierno en Tarragona, el 14 de julio de 2000, que afrontar los problemas de la inmigración sería uno de sus objetivos. Casado y con cuatro hijos, poco podía imaginar entonces que sólo 15 meses después tendría que dimitir por un asunto relacionado con la inmigración.

La ascensión de este licenciado en Derecho y graduado social, afiliado al PP en 1993, se produjo de la mano de la dirección catalana del partido. En 1996, cuando era profesor de Derecho del Trabajo en la Universidad Rovira i...

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Raúl Navarro Roldán (Tarragona, 1963) afirmó en la toma de posesión de su cargo como subdelegado del Gobierno en Tarragona, el 14 de julio de 2000, que afrontar los problemas de la inmigración sería uno de sus objetivos. Casado y con cuatro hijos, poco podía imaginar entonces que sólo 15 meses después tendría que dimitir por un asunto relacionado con la inmigración.

La ascensión de este licenciado en Derecho y graduado social, afiliado al PP en 1993, se produjo de la mano de la dirección catalana del partido. En 1996, cuando era profesor de Derecho del Trabajo en la Universidad Rovira i Virgili, fue nombrado delegado del Ministerio de Trabajo en Tarragona. Tres años después sucedió a Margarita López en la Subdelegación del Gobierno, después de que ésta dimitiera alegando 'motivos personales'. Entre éstos se contaba, sin embargo, una guerra sorda en la que el propio Navarro era uno de los protagonistas. Cuando se produjo la dimisión, Navarro fue el candidato de la dirección del PP catalán, que logró imponérselo a la delegada del Gobierno en Cataluña, Julia Gacía Valdecasas.

La gestión de Navarro recibió fuertes críticas muy pronto. A los pocos meses de su nombramiento se enfrentó con los agricultores, a cuyas protestas respondió con cargas policiales que sembraron una fuerte polémica en Tarragona. La Unió de Pagesos reclamó su dimisión e incluso en las filas del PP se alzaron entonces algunas voces criticándole por la falta de flexibilidad y por romper el diálogo con los agentes sociales.

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