Reportaje:CICLISMO

Elegancia en bicicleta

El Tour femenino también premia el aspecto físico y las buenas maneras

Daniele Overgaard es rubia, alta, delgada y su rostro transmite alegría. Esta holandesa era ciclista antes de dar el salto a Estados Unidos como modelo. Su objetivo: las pasarelas, algo presuntamente contradictorio con una actividad deportiva que estigmatiza a la mujer y le confiere la condición de fornida, poco femenina, armarios. Sin duda, el ropaje no ayuda: culotes largos y ceñidos, músculos poderosos y brillantes y el color café con leche de un bronceado al 50%. Luego, tras la carrera, en el hotel, es otra cosa: jóvenes o no tan jóvenes, rubias o morenas, que no alardean de barra d...

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Daniele Overgaard es rubia, alta, delgada y su rostro transmite alegría. Esta holandesa era ciclista antes de dar el salto a Estados Unidos como modelo. Su objetivo: las pasarelas, algo presuntamente contradictorio con una actividad deportiva que estigmatiza a la mujer y le confiere la condición de fornida, poco femenina, armarios. Sin duda, el ropaje no ayuda: culotes largos y ceñidos, músculos poderosos y brillantes y el color café con leche de un bronceado al 50%. Luego, tras la carrera, en el hotel, es otra cosa: jóvenes o no tan jóvenes, rubias o morenas, que no alardean de barra de labios, pero tampoco de bíceps.

Overgaard optó por la moda, la fotogenia y la publicidad. No es la única. La francesa Aline Camboulives, la rusa Valentina Poljanova y la lituana Rosa Polikeviciute han protagonizado una parte del calendario de Monoprix, el patrocinador oficial del Tour femenino. Además, la organización de la Grande Boucle francesa incluso ha instituido este año el Trofeo a la Elegancia, una distinción sin contenido económico que premia el aspecto, la actitud y las buenas maneras durante la carrera.

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Cada día, una ciclista sube al podio de las elegidas por esos detalles. ¿Positivo o negativo? ¿Machismo retrógrado o justo reconocimiento? Ellas parecen no estar en contra. 'Es un modo de estimularnos', afirma Azucena Sánchez, de la selección de Cataluña. 'Lo veo bien', corrobora su compañera Sandra Santanyes, que no intuye nada peyorativo en el galardón; 'antes existía uno a la simpatía y yo lo gané alguna vez'.

Elegancia, simpatía... Demasiados paralelismos, quizá, con la concepción de un concurso de misses, aunque en este caso la intención sea radicalmente distinta. Algunas ciclistas no escatiman una cierta dosis de maquillaje o de arreglo de las uñas antes de echarse a pedalear. Los jueces valoran después, no se sabe con qué baremos, el nivel de elegancia, el estilo sobre la bicicleta o el comportamiento dentro del grupo. Y, al término de la jornada, una subirá al podio. Ella, su equipo y su patrocinador habrán hallado un motivo de reconocimiento o de orgullo.

Montserrat Alonso, también de la selección catalana, lo consiguió el miércoles. A más de una hora de la primera en la clasificación, la también española Joane Somarriba, no tendrá muchas más ocasiones de saludar a los aficionados desde lo alto. Es una veterana, con tres Tours en sus piernas, y ese premio ha sido su único reconocimiento público.

Dos corredoras del equipo Alfa Lum.TXETXU BERRUEZO

Somarriba resiste

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