Crónica:FÚTBOL

Celtic y Rangers claman por Inglaterra

Los clubes más importantes de Escocia tratan de incorporarse por motivos deportivos y económicos a la Premier Ligue

Después de tres siglos de sumisión política a Londres, los escoceses eligieron hace dos años su propio Parlamento. Mucho se hablaba de que las elecciones para la flamante Asamblea Escocesa representaban el primer paso hacia la soberanía total. Hoy, dos de las grandes instituciones más valoradas por el pueblo escocés, y las que más pasiones generan, quieren incorporarse a Inglaterra. O, mejor dicho, están desesperadas por abandonar la madre patria y lanzarse a los brazos del old enemy, el viejo enemigo.

Lo dijo Martin O'Neill, el entrenador del Glasgow Celtic, en abril: 'Sería la ...

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Después de tres siglos de sumisión política a Londres, los escoceses eligieron hace dos años su propio Parlamento. Mucho se hablaba de que las elecciones para la flamante Asamblea Escocesa representaban el primer paso hacia la soberanía total. Hoy, dos de las grandes instituciones más valoradas por el pueblo escocés, y las que más pasiones generan, quieren incorporarse a Inglaterra. O, mejor dicho, están desesperadas por abandonar la madre patria y lanzarse a los brazos del old enemy, el viejo enemigo.

Lo dijo Martin O'Neill, el entrenador del Glasgow Celtic, en abril: 'Sería la utopía si pudiésemos lograr la admisión del Celtic y el Rangers [el otro equipo de la ciudad] en la Premier League inglesa'. Y lo han repetido los presidentes de ambos clubes, que se han repartido el título escocés desde 1985, en las últimas dos semanas.

Ello ha provocado un gran debate, pero nada que ver con el nacionalismo escocés, un fenómeno político que parecía poseer un gran peso histórico, pero que el fútbol ha derrotado con despectiva facilidad. Ni siquiera la religión se puede enfrentar al fútbol en Escocia. Los católicos que apoyan al Celtic y los protestantes del Rangers, cuya tradición de antagonismo futbolístico es tan intensa como la del Barça-Madrid, han encontrado un punto de acuerdo.

Todos comparten la idea de que, efectivamente, sería un sueño medirse cada fin de semana no contra el Kilmarnock o el Dundee, sino contra el Liverpool o el Manchester United. Por la ilusión de batirse contra equipos carismáticos, de renombre internacional, que les exigirían jugar siempre al 100%; por el enorme incremento de los ingresos; por la mayor posibilidad de fichar a los mejores jugadores...

Ya lo dice O'Neill: 'Estamos un poco empantanados aquí, en Escocia'. Un ejemplo es que un equipo de la Premier League que acaba la temporada a mitad de la tabla cobra, debido más que nada a los derechos de televisión, ocho veces más que el Celtic y el Rangers. Y eso que, por detrás sólo del Manchester, ambos tienen los estadios más grandes, y más llenos, del Reino Unido.

Las ventajas para los dos clubes de Glasgow son indiscutibles. Entonces, si el nacionalismo no presenta ningún problema, ¿en qué consiste el debate?

Primero, en que los clubes más pequeños de la Liga escocesa y de la inglesa están en contra porque temen perder dos cosas de enorme importancia: dinero y prestigio. El peligro es mayor para aquellos equipos ingleses que cada temporada luchan más por evitar el descenso que por ganar un trofeo. Para poder ingresar en la Premier League, el Celtic y el Rangers necesitarían, según los reglamentos, los votos a favor de 14 de los 20 que la componenen. No fue una sorpresa que el presidente del Southampton ya haya dicho que votaría en contra. 'No le tenemos miedo a la competencia', matizó, 'pero tampoco queremos complicarnos la vida'.

Por otro lado, todo indica que los grandes clubes ingleses están a favor. Los presidentes del Celtic y el Rangers han mantenido conversaciones privadas con sus homólogos ingleses y, dicen, su respuesta ha sido positiva. Una de ellas se podría haber producido el miércoles, cuando el Celtic disputó un amistoso contra el Manchester en Old Trafford. El estadio estaba completo, con más de 67.000 espectadores, y el Celtic ganó por 4-3.

Peter Ridsdale, el presidente del Leeds, no necesita que nadie le convenza. 'Desde un punto de vista personal', declaró el viernes, 'yo les daría la bienvenida al Celtic y el Rangers porque son dos grandísimos clubes'. Pero, reconoció, hay mucho problemas prácticos de por medio. Por ejemplo, apuntó Ridsdale, ¿qué pasaría con las plazas para la Copa de la UEFA?', '¿el Celtic y el Rangers representarían a Escocia o a Inglaterra?'...

Pero hay peores complicaciones. Como preguntaba, escéptico, uno de los más altos responsables de la Premier League, Peter Scudamore, '¿qué pasaría si el Celtic o el Rangers acabasen la temporada entre los tres últimos: bajarían a la Segunda División inglesa o volverían a la Primera de su país?'. 'La lógica ha sido entorpecida por el gran deseo que tienen estos clubes de jugar en Inglaterra', concluía.

Lo cual puede ser verdad. Pero también es verdad que en el fútbol hay una lógica superior, la del dinero, que, cuando todo está dicho y hecho, se suele imponer. De lo que no se puede dudar es de que si el Celtic y el Rangers se incorporasen a la Premier League, tanto ellos como el Manchester y el Leeds aumentarían sus ingresos.

Se habla ya de que los dos clubes escoceses desertarán al viejo enemigo en la temporada 2004-05, justamente el año en el que vencen los contratos televisivos firmados por la Premier League. No es mala apuesta que así ocurra. O'Neil invirtió dos millones de libras (unos 560 millones de pesetas) de su propio dinero en el Celtic, en la compra de acciones, el mes pasado. Eddie Jordan, el magnate de la Fórmula 1, un millón. Algo sabrán.

Goram, portero del Rangers, y Larsson, delantero del Celtic, en un partido Copa.REUTERS

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