Reportaje:

Baile de verano

Las fiestas 'rave' y los clubes de 'techno', ofertas de agosto contra las discotecas horteras

¿Quiere que sus amigos digan '¡oh!' cuando les comente dónde ha estado la madrugada pasada? ¿Quiere sentirse moderno, o algo así, de una vez por todas? Entonces olvide la típica sala de música hortera, ligoteo barato y cubata en mano: para salir por la noche en Valencia este agosto hay otros mundos, y están en este. Le gustarán o no, pero merece la pena conocerlos. Empecemos por las fiestas rave.

El concepto rave ha sido importado de Inglaterra. Allí tenía el significado de fiestas asociadas al sonido acid house y a la mitología química del éxtasis. Fiestas salvajes...

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¿Quiere que sus amigos digan '¡oh!' cuando les comente dónde ha estado la madrugada pasada? ¿Quiere sentirse moderno, o algo así, de una vez por todas? Entonces olvide la típica sala de música hortera, ligoteo barato y cubata en mano: para salir por la noche en Valencia este agosto hay otros mundos, y están en este. Le gustarán o no, pero merece la pena conocerlos. Empecemos por las fiestas rave.

El concepto rave ha sido importado de Inglaterra. Allí tenía el significado de fiestas asociadas al sonido acid house y a la mitología química del éxtasis. Fiestas salvajes que se celebraban clandestinamente en cualquier local que no fuera una discoteca. En Valencia han llegado tarde, y ahora brotan casi cada fin de semana. Las impulsan colectivos como Lío o Subliminal. Se propagan por el boca a boca, o a través de publicidad solapada. Se plasman en locales abandonados, en la playa o incluso en antiguos cuarteles militares. En Sueca, en Villamarxante, en Llíria, en Bonrepós, en Picassent, en Bétera, en cualquier sitio.

En alguna ocasión, la Guardia Civil ha multado a sus responsables con un millón de pesetas por carecer de las licencias necesarias. Pero la esencia de las rave es nadar contra lo establecido. O esa es la teoría, porque últimamente se llevan a cabo en locales alquilados, o, incluso, son reconocidas por la administración, ya que la iniciativa Videoroad de la Bienal de Valencia dispone raves itinerantes a lo largo de la ciudad. Las rave se han hecho populares, cosa que sólo pasa en Valencia, y muchos jovencitos se las toman como una verbena, sin mayor solemnidad hedonista. La música en estos encuentros suele ser acid techno o drum'n bass del duro. A drogas como la ketamina se las relaciona con público raver de nueva generación. Pero en realidad, las sustancias comunes que pueden moverse en las noches electrónicas no difieren de las que pueblan todo tipo de noches. Es decir, hachís, cocaína y éxtasis.

Y luego, están los clubes. Son fiestas a la última que se celebran en discotecas que, por aquello de lo kistch, poco tienen que ver con la modernidad. Las realizan colectivos o promotoras que tienen acuerdos económicos con la sala. El público aquí es más mayor que en las rave. Como en estas fiestas, la mayoría de los disc jockey que pinchan en los clubes son del terreno. A veces se importan algunos extranjeros, pero es raro que las estrellas internacionales se acerquen por Valencia. Los precios que cobran los de casa oscilan entre unas habituales 20.000 pesetas y unas excepcionales 75.000 pesetas. Con los pinchadiscos de fuera, el precio es a convenir. El colectivo Movement & Sound organiza fiestas en el Complejo OK de El Puig, la promotora Punto Beat hace lo mismo los domingos en la terraza Resaca de El Saler, y algunos disc-jockeys electrónicos promueven la veterana sala Tríplex de Cullera.

Durante todo el verano, el abanico musical oscila entre el funk y el techno. Pero hasta la semana que viene, cuando cierra por vacaciones, se puede disfrutar del club Le Club en la sala valenciana La Font. Le Club ha establecido su house avanzado como una referencia a cargo de la promotora UHF. Para Jesús Ortega, uno de sus responsables, 'Le Club ha dado continuidad a un concepto de ocio que sólo se daba en fiestas itinerantes'. Y después del verano, más, porque, según Ortega, 'en Valencia hoy se puede vivir de esta vocación, cosa que hasta hace poco era imposible'.

Fiesta club, organizada por Le Club en la discoteca La Font, de Valencia.SANTIAGO CARREGUÍ
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