Reportaje:CULTURA Y ESPECTÁCULOS

MARCADA POR UN 'OSCAR' PRIMERIZO

La joven Anna Paquin ha demostrado, durante el rodaje en Barcelona de Darkness, el segundo largometraje de Jaume Balagueró, que es una actriz perfeccionista. Es la única característica que aún conserva de sus tiempos de El piano.

Tenía apenas 11 años cuando, en 1994, obtuvo un oscar a la mejor actriz secundaria por su papel de Flora en El piano, de Jane Campion, que había interpretado con sólo nueve. Y, aunque asegura que guarda la estatuilla en un armario para evitar que sus amigos se pitorreen de ella, para el caso es como si la tuviera en un pedestal. El peso de haber ganado el más preciado premio cinematográfico al inicio de su carrera ha marcado a Anna Paquin de por vida y la ha convertido en una intérprete obsesionada por la perfección de su trabajo. Es como si tuviera que demostrar al mundo que el ...

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Tenía apenas 11 años cuando, en 1994, obtuvo un oscar a la mejor actriz secundaria por su papel de Flora en El piano, de Jane Campion, que había interpretado con sólo nueve. Y, aunque asegura que guarda la estatuilla en un armario para evitar que sus amigos se pitorreen de ella, para el caso es como si la tuviera en un pedestal. El peso de haber ganado el más preciado premio cinematográfico al inicio de su carrera ha marcado a Anna Paquin de por vida y la ha convertido en una intérprete obsesionada por la perfección de su trabajo. Es como si tuviera que demostrar al mundo que el galardón fue merecido y no un simple gesto simpático hacia una niña que puso todo su empeño en transmutarse en una avispada escocesita -hasta se esforzó en imitar el acento preciso de la ciudad de Aberdeen-, hija de Holly Hunter en la ficción. Durante el rodaje, la pasada primavera en Barcelona, de Darkness, bajo la dirección de Jaume Balagueró, el responsable de Los sin nombre, Paquin ha certificado que no le gusta dejar ni un cabo suelto en lo que a interpretación se refiere. 'Se ha implicado muchísimo en su papel', revela el director de la película. 'Le ha dado cien vueltas y hemos hablado horas sobre él, hasta que se convenció de que lo entendía completamente'.

Nacida el 24 de julio de 1982 en Winnipeg (Canadá), Anna Paquin es la pequeña de los tres hijos de Brian, un profesor de gimnasia canadiense, y de Mary, una maestra de inglés, de Nueva Zelanda, país al que trasladaron su hogar cuando ella tenía cuatro años. Sin antecedentes familiares en el mundo de la farándula, la pequeña hizo sus primeros pinitos como actriz dando vida a una rana en un espectáculo infantil. Un día, su hermana mayor, Katya, encontró en un diario la convocatoria de una audición para un papel de niña en una película de la directora Jane Campion, y la animó a que se presentara. La directora reconoció, después de haber rodado El piano, que la primera vez que vio a Paquin delante de la cámara quedó impresionada. 'Es raro', dijo entonces, 'encontrar a alguien tan joven y con ese instinto para la actuación'.

Tras su sonado debú, desapareció durante tres años del mundo del cine, porque su familia no quiso que la nueva ocupación entorpeciera sus estudios. Reapareció en 1996 con dos películas: Jane Eyre, la adaptación del clásico de Charlotte Brontë, y Volando a casa, junto a Jeff Daniels, en la que daba vida a Amy, hija de divorciados que, al morir su madre en un accidente, se ve obligada a vivir con un padre que casi no conoce. En su nueva casa, se refugia en el cuidado de una manada de gansos que, como ella, se han quedado huérfanos de madre.

Pequeños papeles Casualmente, durante el rodaje de este filme, los padres de Anna Paquin se separaron, y ella se quedó con su madre en Los Ángeles, donde aún reside. A partir de entonces, la actriz se fogueó con pequeños papeles en distintas películas, lo que le permitió graduarse el año pasado, y en agosto ingresó en la Universidad de Columbia. En este tiempo sólo ha protagonizado X-Men. En la adaptación del cómic fue Titania, una heroína con unos superpoderes descorazonadores.

Anna Paquin no se considera una niña prodigio, ni lamenta haber empezado en el cine tan prematuramente. Muy al contrario. Asegura que eso la ha ayudado a descubrir su vocación. 'Me siento muy afortunada al saber lo que quiero hacer en la vida. Muchos de mis amigos de la Universidad no tienen ni idea de a qué se dedicarán profesionalmente', comentó hace unos meses en la presentación a la prensa del rodaje de Darkness, en la que mostró una imagen de lolita muy alejada de la que hasta ahora ha difundido en su filmografía. Ella es la protagonista de la película de Balagueró, una chica que descubre el oscuro secreto de la casa en la que acaba de instalarse con su familia. El filme, que produce Filmax con un presupuesto de 2.000 millones de pesetas y en el que participa la todopoderosa Miramax, cuenta con un cartel internacional donde también figuran la sueca Lena Olin y el escocés Iain Glen.

Jaume Balagueró explica que, durante los tres meses que duró el rodaje -de abril a junio-, Paquin estuvo dedicada casi a tiempo completo a su película. Balagueró describe a la actriz como 'una mujer muy sensible y emocional', unas cualidades que, según él, le van como anillo al dedo al papel que representa y ayudaron a que la relación fluyera entre ambos. 'Fue perfecto trabajar con ella, porque yo también soy así. Las reacciones de su personaje tienen una lógica emocional, y ella las entendió sin problema'. 'Por otro lado', añade, 'es una mujer con dos obsesiones en cuanto a su trabajo: la profesionalidad y el método', y la suma de todo ello, según el cineasta catalán, benefició la labor de equipo.

La joven actriz no demostró durante su estancia en Barcelona excentricidades a reseñar. Sólo pidió un entrenador de yoga. Y la única afición oculta que le descubrieron sus compañeros de rodaje fue la música. En los descansos se convirtió en una imagen clásica verla con unos cascos enchufados a sus oídos y enfrascada en el estudio de su personaje.

Anna Paquin, durante su estancia en Barcelona.MANOLO S. URBANO

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