Reportaje:

Pasito a pasito y sin dinero

El parque de la Ciutadella acogió ayer la clausura de un proyecto artístico basado en el cambalache de objetos

Un casco para circular en moto por dar tres abrazos a otras tantas personas con la condición de que fueran desconocidas. Un masaje por cualquier otro objeto pequeño, grande o mediano, viejo o nuevo. Da igual. La cuestión es que no medió el dinero en ninguno de los intercambios que se realizaron ayer en la celebración del último día del trabajo en proceso Insideout: jardín del cambalache, de Federico Guzmán, que está enmarcado en la trienal Barcelona Art Report y cuya comisaria es Rosa Pera.

El punto de encuentro fue el parque de la Ciutadella, donde durante todo el día el trueque...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Un casco para circular en moto por dar tres abrazos a otras tantas personas con la condición de que fueran desconocidas. Un masaje por cualquier otro objeto pequeño, grande o mediano, viejo o nuevo. Da igual. La cuestión es que no medió el dinero en ninguno de los intercambios que se realizaron ayer en la celebración del último día del trabajo en proceso Insideout: jardín del cambalache, de Federico Guzmán, que está enmarcado en la trienal Barcelona Art Report y cuya comisaria es Rosa Pera.

El punto de encuentro fue el parque de la Ciutadella, donde durante todo el día el trueque fue el protagonista en un mercadillo en el que se había invitado a participar a un conjunto de asociaciones que se dedican a este tipo de relaciones alternativas al ordeno y mando del 'poderoso caballero'. '¡Intercambio loco, loco, loco! ¡Sin dinero por medio!', proclamaba a gritos Rafa, de la Xarxa d'Intercanvi de Coneixements de Nou Barris, desde su tenderete. Muy cerca de él, se acababan de trasplantar algunas de las hortalizas y plantas que durante los dos últimos meses han formado el grueso de la exposición instalación Jardín del cambalache en el patio de la Fundación Antoni Tàpies: lavanda, acelgas, apio, cáñamo...

La reacción de los paseantes del parque de la Ciutadella ante esta oferta de cambalache eran de todo tipo: desde los que conocían la convocatoria y acudieron equipados con bolsas llenas de trastos a los que, cogidos por sorpresa, prometían llevar alguna cosa más tarde.

Federico Guzmán es un artista sevillano cuyo trabajo gira en torno al concepto de propiedad y del cuestionamiento crítico e irónico de la acumulación de colecciones y fondos por parte de los museos. Insideout: jardín del cambalache ha sido una de las derivaciones del proyecto Museo de la calle, realizado en colaboración con otros artistas y colectivos, con quienes ya ha hecho fructificar sus acciones en Bogotá y Sevilla. Su objetivo: 'Cuestionar la idea de museo como algo fijo, proponer el reciclaje y la itinerancia, reivindicar formas de intercambio que no sean por dinero y la cercanía con el público'.

En el caso barcelonés, añade Pera, al proyecto se le ha agregado una dimensión quizás simbólica, al ocupar el patio de la Tàpies, en el corazón del Eixample: 'En el modelo de Cerdà se preveía que los patios de manzana fueran lugares libres y de comunicación entre los ciudadanos. Algo que no se cumplió, puesto que la mayoría son privados. Nosotros quisimos recuperar ese espíritu'. Y así ha sido, con la creación de un jardín de plantas y la invitación a participar de forma activa en el proyecto. Una naranja a cambio de una pintura al temple realizada por un niño: una obra más del Museo de la calle. Para superar la paradoja que suponía tener que pagar para entrar en la fundación, los organizadores del proyecto se inventaron un carnet de usuario que permitía acceder gratuitamente al jardín tantas veces como se quisiera.

Lógicamente, Jardín del cambalache también tenía que salir a la calle, como ayer en la Ciutadella, donde además del mercadillo hubo una fiesta amenizada por los locutores de Radio Gladys Palmera, emisora de música latina, que quizá comenzó demasiado pronto: con el sol que caía ayer, se hacía difícil mover siquiera un dedo. Durante estos meses, Guzmán y sus colaboradores han instado al trueque por las calles de Barcelona equipados con un carro de origen colombiano llamado El Pasito, una pieza indispensable de este 'museo mutante' que, según Guzmán, les ha llevado 'muy rápido, a pesar de no tener motor'

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

La Fundación Tàpies mantiene hasta el 2 de septiembre la exposición Viajes a la semilla, un recorrido por los diversos proyectos de Federico Guzmán.

Participantes en el especial encuentro en el parque de la Ciutadella.CARMEN SECANELLA