Crítica:MÚSICA POPULAR

Paseando por el mundo

Lo africano y lo celta dándose cita en una misma noche. Fue en Vilanova i la Geltrú, una localidad que durante 21 años ha mantenido vivo un festival dedicado a la música popular y tradicional. Las estrellas del sábado venían del África central, Sam Mangwana, y de esa Asturias que, representada por Hevia, ha convertido a la gaita en un instrumento digital. Para verlos, unas 2.000 personas que en su trato de calidez no distinguieron al teórico telonero, el africano, de la estrella de la noche, el gaitero.

Mangwana, un hombre cuyo principal lastre es la absoluta falta de presencia escénica...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Lo africano y lo celta dándose cita en una misma noche. Fue en Vilanova i la Geltrú, una localidad que durante 21 años ha mantenido vivo un festival dedicado a la música popular y tradicional. Las estrellas del sábado venían del África central, Sam Mangwana, y de esa Asturias que, representada por Hevia, ha convertido a la gaita en un instrumento digital. Para verlos, unas 2.000 personas que en su trato de calidez no distinguieron al teórico telonero, el africano, de la estrella de la noche, el gaitero.

Mangwana, un hombre cuyo principal lastre es la absoluta falta de presencia escénica, planteó un concierto diferenciado en dos partes. La primera, de marcado acento acústico, pasó por escena sin calar entre la audiencia. La segunda tuvo ya una pulsión más rítmica y la espléndida aportación de los dos guitarristas añadida a la plástica expresividad de una de las coristas, una magrebí que era pura sensualidad, levantaron el concierto. Rumba congoleña y soukous se dieron la mano en un concierto que planteó un viaje por el mundo sin salir del parque de Ribes Roges.

Sam Mangawana / Hevia

Parque de Ribes Roges de Vilanova i La Geltrú, 10 de julio.

La actuación de Hevia ya tuvo otro carácter. El asturiano se siente tocado por la pedagogía, y cada tema fue presentado con la intención de aportar pautas para su comprensión. Lástima que lo que haya que comprender apenas tenga miga, ya que Hevia, en una opción por otra parte perfectamente razonable, es ya más un artista de pop que de música popular o tradicional. Sin que resulte cuestionable su utilización de una gaita digital -no olvidemos que hoy en día no hay gaitas construidas según los patrones tradicionales, pues la mayoría se hacen de goretex-, lo que sí resulta más cuestionable es la intención de sus piezas, en las que la raíz no parece sustento, sino justificación previa para que los temas parezcan sintonías de programas de televisión. Aun con todo, el gaitero triunfó, aunque dejando como poso una sensación de música liviana y pasajera más unida a la moda que a la renovación de la tradición.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Archivado En