Fin de partida para Milosevic
El hecho de que Milosevic haya llegado al Tribunal Internacional de La Haya es un acontecimiento más que extraordinario en la historia reciente de los Balcanes. (...) Se trata de una prueba rotunda de que Serbia está deseosa de deshacerse de su pasado y adherirse a la Europa democrática. Es un signo de que, al menos en este continente, los dictadores que ven en el genocidio un instrumento político no pueden descansar tranquilos.
Las autoridades yugoslavas han mostrado un valor que muy pocos hubieran esperado de ellas, (...) aunque hay quien ve en esto una mera respuesta a las condicione...
El hecho de que Milosevic haya llegado al Tribunal Internacional de La Haya es un acontecimiento más que extraordinario en la historia reciente de los Balcanes. (...) Se trata de una prueba rotunda de que Serbia está deseosa de deshacerse de su pasado y adherirse a la Europa democrática. Es un signo de que, al menos en este continente, los dictadores que ven en el genocidio un instrumento político no pueden descansar tranquilos.
Las autoridades yugoslavas han mostrado un valor que muy pocos hubieran esperado de ellas, (...) aunque hay quien ve en esto una mera respuesta a las condiciones impuestas por un gran número de países, entre ellos EE UU, para autorizar el envío de ayuda a Serbia. Si algo caracteriza al poder actual, es su convicción de que no podrá realizar la tarea de conducir a su nación hacia la corriente de Europa teniendo a su conspirador predecesor escondido en la trastienda.
Los demócratas, sabiamente, han golpeado primero, pero todavía existe la posibilidad de un contragolpe. Aquellos que han expresado su voluntad de dar apoyo económico a una Serbia con el valor de enviar a Milosevic a La Haya deberían demostrarlo ahora. Las autoridades serbias necesitarán apoyo inmediato y no otra ronda de 'conferencias de donantes', que sólo sirven para aplazar el momento de la donación. Todo el avance que se ha experimentado en diversas partes de los Balcanes, aunque ha sido vacilante, depende de la supervivencia y éxito del Gobierno serbio. Si se permitiera que su partida desestabilizara a Kostunika y sus aliados, sería Milosevic el que riese el último.
Londres, 29 de junio