Fallece John Lee Hooker, un mito del 'blues', a los 83 años

"Su muerte ha sido totalmente inesperada. El pasado sábado, durante un concierto, tuvo a la audiencia rendida a sus pies. Le gustaba el contacto con el público y, a pesar de su avanzada edad, no dejó de actuar hasta el final", añadió el portavoz de la agencia Rosebud.

Como Muddy Waters, Howlin Wolf y otras voces profundas, escapó de la pobreza sureña viajando hacia el norte de EE UU y terminó en Detroit durante la Il Guerra Mundial. Empleado en la industria del automóvil, se ganaba un sobresueldo cantando en antros donde otros emigrantes sureños se curaban las penas con alcohol. Eran ge...

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John Lee Hooker, considerado uno de los dioses del blues, murió anoche en San Francisco a los 83 años. "Se murió tranquilamente mientras dormía", dijo el promotor de la agencia Rosebud, organizadora de conciertos. Entre las obras de Hooker, admirado por Van Morrison y los Rolling Stones, están algunos de los álbumes más conocidos del blues y obras como The healer. Este disco, que ya es una leyenda, le unió con artistas modernos como Los Lobos, Bonnie Raitt o Keith Richard.

"Su muerte ha sido totalmente inesperada. El pasado sábado, durante un concierto, tuvo a la audiencia rendida a sus pies. Le gustaba el contacto con el público y, a pesar de su avanzada edad, no dejó de actuar hasta el final", añadió el portavoz de la agencia Rosebud.

De John Lee Hooker se sabe que nació un 22 de agosto en Clarksdale, Misisipí. Lo que no está tan claro es el dato del año. Aunque los libros mencionan 1917, el propio Hooker ha contado que vino al mundo dos, tres o cuatro años más tarde. Lo cierto es que John Lee constituye el principal eslabón viviente que une al blues actual con sus sombríos orígenes en el delta del río Misisipí. No falta nada en su biografía: una familia rota, la fuga a los 14 años hacia Memphis...

Como Muddy Waters, Howlin Wolf y otras voces profundas, escapó de la pobreza sureña viajando hacia el norte de EE UU y terminó en Detroit durante la Il Guerra Mundial. Empleado en la industria del automóvil, se ganaba un sobresueldo cantando en antros donde otros emigrantes sureños se curaban las penas con alcohol. Eran gente dura y alborotadora que obligó a Hooker a adoptar la guitarra eléctrica. Sin traumas, ya que Hooker se maravilló de contar con un instrumento que multiplicaba su sonido y aumentaba su poder sobre los oyentes. El arte obsesivo de Hooker tiene mucho de encantamiento, de amenazadora brujería.

Su blues es elástico e imprevisible, una guitarra

que proporciona ritmo y comentario a su voz ancestral. Puede sonar primitivo, pero Hooker ha resultado un artista asombrosamente adaptable a diferentes contextos musicales. A partir de 1948, grabó en solitario pero prefería contar con grupos pequeños. Cuando los gustos de los compradores negros cambiaron, Hooker encontró acomodo en el mercado blanco entre los amantes del folk (Bob Dylan era uno de sus publicistas). Los Rolling Stones le reclamaron como telonero.

A finales de los ochenta, su carrera se relanzó con The healer, el prototipo de los discos de leyendas: infalibles clásicas regrabadas con famosos del rock. De repente, todos querían beber en su fuente atávica: Miles Davis, Pete Townshend o Branford Marsalis. Vivió rodeado de mujeres hermosas y con su uniforme de patriarca: traje negro, camisa de color vivo, tirantes, sombrero de fieltro, calcetines con estrellas... "Soy John Lee Hooker; cuando me hicieron, rompieron el molde", dijo una vez.

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