Reportaje:

La lenta marcha atrás de IU

La coalición trata poco a poco de volver a pactar con aquellos a los que expulsó en los años duros de la 'pinza'

Cualquier dirigente de Izquierda Unida, preguntado por las causas del hundimiento de la coalición, citará siempre una como clave: las divisiones internas que acabaron en expulsiones de grupos que eran parte fundamental de esta fuerza cuando nació, en 1986.

Es un diagnóstico tan asimilado dentro de IU, que la dirección no está encontrando graves obstáculos en el desarrollo del que tal vez sea el proyecto más ambicioso de Gaspar Llamazares, el coordinador general: desandar todo el camino andado en los últimos años de Julio Anguita y retomar los acuerdos con todas esas fuerzas compuestas e...

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Cualquier dirigente de Izquierda Unida, preguntado por las causas del hundimiento de la coalición, citará siempre una como clave: las divisiones internas que acabaron en expulsiones de grupos que eran parte fundamental de esta fuerza cuando nació, en 1986.

Es un diagnóstico tan asimilado dentro de IU, que la dirección no está encontrando graves obstáculos en el desarrollo del que tal vez sea el proyecto más ambicioso de Gaspar Llamazares, el coordinador general: desandar todo el camino andado en los últimos años de Julio Anguita y retomar los acuerdos con todas esas fuerzas compuestas en su mayoría por expulsados de IU. Aunque también se quiere acercar a otras, especialmente nacionalistas, que han surgido en los últimos años, como el Bloque Nacionalista Galego (BNG) o la Chunta Aragonesista.

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En los años duros de la pinza y el enfrentamiento abierto con los socialistas, Julio Anguita encabezó una cruzada que acabó en 1997 con la expulsión de Nueva Izquierda, la ruptura con Iniciativa per Catalunya y la sustitución de la dirección en Galicia, acusada de haber pactado con los socialistas, pecado mortal en aquellos años. La práctica totalidad de los dirigentes actuales, que entonces apoyaron sin discusión las directrices de Anguita, reconocen hoy que se equivocaron. Aunque aducen que los motivos eran muy graves. Por eso ahora, cuando la derecha gobierna con una cómoda mayoría absoluta, creen llegado el momento de reconstruir ese retal en el que se ha convertido la izquierda española que está fuera del PSOE.

El primer paso es el más difícil: llegan las elecciones gallegas, previstas para octubre, y la dirección desearía llegar a algún tipo de acuerdo con el BNG para no tener que presentarse en solitario. Tras la ruptura con Anxo Guerreiro, que se fue con los socialistas que ahora le dan la espalda, IU tuvo en Galicia sólo 13.000 votos y ningún diputado. Pero ahora el problema es el contrario al de 1997. Si entonces era Anguita quien no quería pactar y la federación la díscola, ahora son los dirigentes gallegos de IU quienes sólo vislumbran la posibilidad de presentarse en solitario. A ello se añade el escaso interés que parece mostrar el BNG por pactar con IU.

Al margen de los resultados de las negociaciones, que se acelerarán en las próximas semanas con una visita de Llamazares a Galicia, la línea que quiere seguir la dirección es muy evidente. Los problemas llegan cuando este tipo de decisiones se trasladan a las bases, acostumbradas en los últimos años a un enfrentamiento casi personal con los expulsados.

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Cataluña

El lugar donde tal vez estén las cosas más fáciles para la estrategia de la reconstrucción es Cataluña. Tras 11 años de acuerdo, IU rompió en 1997 con Iniciativa per Catalunya. Resultado: IU es ahora extraparlamentaria y el CIS le da un 1,1% de intención de voto. IC tendría algo más, un 3,9%. Pero aquí las negociaciones están muy avanzadas. En el Congreso de los Diputados ya existe en la práctica una unidad de acción. Y se da casi por hecho que cuando lleguen las elecciones catalanas -tal vez en 2002-, si la situación no ha empeorado, se encontrará una forma de cooperación electoral.

La dirección de IU tiene un objetivo final: 'A la izquierda del PSOE, una sola papeleta'. Y precisamente Iniciativa per Catalunya está liderando un proyecto que puede servir a esos intereses. Se trata de Izquierda Verde, una nueva federación formada por múltiples grupos, en su enorme mayoría procedentes de IU. Allí está Los Verdes que rompieron con Julio Anguita, la parte de Nueva Izquierda que no ha querido integrarse en el PSOE, la formación de Anxo Guerreiro e Izquierda Democrática de Cantabria. Las relaciones de la dirección de IU con esta nueva formación, que se presentó en Madrid el pasado día 19, son excelentes. De hecho, acudieron a la presentación tres dirigentes de la coalición, entre los que estaba Eberhard Grosske, que está en un gobierno balear de la 'izquierda plural' que todos utilizan como ejemplo a seguir.

En todo caso, la tarea será lenta. Esta nueva formación ha surgido con el objetivo de reconstruir un espacio pero con la mirada puesta en las elecciones europeas de 1994, y para ello han fichado a José María Mendiluce, eurodiputado elegido en las listas del PSOE. Pero para entonces, algo habrán tenido que acordar, porque la reducción de los escaños que corresponden a España fuerza los pactos entre los pequeños.

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