La expansión francesa

El Gobierno francés lo tiene claro. En el tablero de ajedrez en que se ha convertido el mapa energético europeo, Francia cuenta con una reina que puede aprovechar bien la oportunidad: Electricité de France (EdF). La reina, de capital público, alimentada con energía barata -gran parte de su producción es nuclear- se ha movido con agilidad por todo el tablero de la UE, desde Portugal a Polonia, pasando por España o el Reino Unido (ver gráfico).

La osadía de EdF, al entrar en mercados energéticos en los que la máxima es reducir al mínimo el sector público, ha chocado hasta el momento con l...

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El Gobierno francés lo tiene claro. En el tablero de ajedrez en que se ha convertido el mapa energético europeo, Francia cuenta con una reina que puede aprovechar bien la oportunidad: Electricité de France (EdF). La reina, de capital público, alimentada con energía barata -gran parte de su producción es nuclear- se ha movido con agilidad por todo el tablero de la UE, desde Portugal a Polonia, pasando por España o el Reino Unido (ver gráfico).

La osadía de EdF, al entrar en mercados energéticos en los que la máxima es reducir al mínimo el sector público, ha chocado hasta el momento con los Gobiernos de España y de Italia. En realidad, EdF no ha hecho nada que no estén haciendo otras compañías, desde la alemana RWE a la belga Electrabel, o Texas Utilities (TXU).

Pero lo hace desde su posición de compañía pública y como tal, con el respaldo de un Gobierno -ahora del socialista Lionel Jospin- cuyas iniciativas están en las antípodas de la concepción de mercado de Gobiernos como el español o el italiano. Bruselas, como ha recordado el comisario Mario Monti, no puede frenar a la reina gala mientras juegue dentro de las amplias reglas de liberalización que se impusieron los Quince.