Entrevista:

'Llegamos mejor anímicamente que en París'

Subirats, secretario técnico, y Albelda, centrocampista del Valencia, hablan sobre su trayectoria y de la final de San Siro

Si el sueño del valenciano medio amante del fútbol es jugar en el Valencia, Javier Subirats y David Albelda pueden sentirse muy afortunados. Natural de Paterna, Subirats desarrolló una larga y fructífera carrera como futbolista en el club de Mestalla y vivió la gloria de tres finales ganadas (la Copa del Rey del 79, la Recopa de Heysel 80 y la Supercopa europea ante el Nottingham), pero también el descenso a Segunda y el posterior ascenso, de la mano del mítico Di Stéfano, su entrenador predilecto. Ahora, como secretario técnico, Subirats se subió a la barrera, pero contemplará el toro del Bay...

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Si el sueño del valenciano medio amante del fútbol es jugar en el Valencia, Javier Subirats y David Albelda pueden sentirse muy afortunados. Natural de Paterna, Subirats desarrolló una larga y fructífera carrera como futbolista en el club de Mestalla y vivió la gloria de tres finales ganadas (la Copa del Rey del 79, la Recopa de Heysel 80 y la Supercopa europea ante el Nottingham), pero también el descenso a Segunda y el posterior ascenso, de la mano del mítico Di Stéfano, su entrenador predilecto. Ahora, como secretario técnico, Subirats se subió a la barrera, pero contemplará el toro del Bayern como si estuviera en el centro de la plaza. Y está feliz de haber confeccionado la que dice es la 'mejor plantilla de la historia del club'.

'En el fútbol de antes había más jugadores técnicos; ahora el jugador es más completo', dice Albelda'

En ésta se ha consolidado ya Albelda, de La Pobla Llarga, un tipo duro, trabajador y honrado, uno de esos jugadores llamados de club porque se parten la crisma, si es preciso, en una jugada dividida.

A sus 23 años, Albelda ya fue pieza clave en las semifinales de la presente edición Liga de Campeones, en la que escoltó a Aimar para desalojar del camino al fogoso Leeds. La historia de Albelda ha estado íntimamente unida a la de Subirats, que a su vez se ha pegado a la del Valencia de los últimos 30 años.

Ambos se reunieron con EL PAÍS para hablar de sus trayectorias y de la final de Milán.

La primera vez que se encontraron fue hace seis años, Subirats como técnico del juvenil sub 17 del Valencia y Albelda de aspirante a jugador. .

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Subirats. El primer día, David estaba muy nervioso. Era lógico: estaba a prueba, pero funcionó. En ese equipo estaba Farinós y disfrutamos mucho.

EL PAÍS. Dos años después, Subirats, como entrenador del Villarreal, se llevó a Albelda cedido al club castellonense.

S. En el Villarreal coincidimos con él y Angulo. Era una plantilla muy corta y sufrimos un poco. Además vinieron unas lluvias y dejaron el campo maltrecho [Subirats fue destituido en la primera vuelta].

Albelda. Yo tenía 18 años, me costó salir porque era la primera vez que salía de casa. Jugué muchos minutos, pero entonces el Villarreal no era lo que es ahora. Era un desastre: no teníamos ni campo para entrenar. El campo era un patatal.

S. Es bueno que, después de salir de un filial, pases un año en un equipo en el que te mezcles con compañeros más veteranos.

A. Yo siempre tuve buenos maestros. En el Villarreal estaban Robert y Serer, que ayudaban mucho a los jóvenes. Aquí en el Valencia, Camarasa.

S. Cuando Albelda regresó del Villarreal al Valencia, estaba yo ya de secretario técnico, y entonces inicias una lucha con el entrenador, porque a los jugadores de la casa no los conocen. David es un jugador de club que siempre da la cara y que es muy aprovechable.

A. Comenzamos con Valdano y poco después vino Ranieri. Fuimos al Mundial juvenil de Malaisia con Gerard, Farinós y Angulo. Y cuando volvimos, Valdano me dijo que me quedara. Lo que pasó es que, en la pretemporada, me rompí el ligamento cruzado de la rodilla y estuve siete meses de baja. Era un momento muy delicado, porque era mi primera temporada en Primera. Pero tuve suerte, porque vino Ranieri y, a pesar de no conocerme de nada, me hizo debutar y jugar cinco o seis partidos.

S. Es difícil estar muchos años en un club como el Valencia. Yo debuté un 29 de enero de 79 contra el Cádiz. El entrenador era Marcel Domingo. Para un valenciano es más difícil. Cuando viene un jugador extranjero, le permiten un periodo de adaptación, pero, si es de casa, parece como si se le exigiera saberlo todo desde el principio. A Farinós, por ejemplo, le costó mucho; también a Angulo, que ha sido muy criticado.

A. Angulo el año pasado fue fundamental. Y sigue criticado. Pero, bueno, esto también te sirve como experiencia. Te permite aguantar mejor la presión. Mendieta también fue muy criticado y estuvo a punto de irse.

S. A mí, al final me querían mucho en Mestalla, pero el comienzo fue duro. David ya ha pasado lo peor. Es un orgullo poder jugar en el equipo más representativo de tu tierra.

A. Yo venía a este campo de pequeño, cuando estaba en la escuela de fútbol del Alzira, y alucinaba con la idea de poder pisar ese césped. Que quede claro que yo empecé en el Pobla Llarga, un pueblo de 4.500 habitantes, pero cerraron la escuela y me fui a la del Alzira. Y tuve la suerte de ir a la selección valenciana y de ahí, con 15 años, me fichó el Valencia. Tenía devoción por el Valencia. A Subi lo he visto jugar, o al mismo Robert o Camarasa, y después he coincidido con ellos en el vestuario. El fútbol de antes era diferente: había muchos más jugadores técnicos, como Subi, Arroyo o Fernando. Hoy en día se busca a un tipo de futbolista más completo, que tenga cosas diferentes.

S. Yo también he sido siempre del Valencia. Después está lo del segundo equipo, y a mí, lo siento por los madridistas, pero me tira más el Barça.

A. A mí el Barça también me hace más gracia.

EL PAÍS. ¿Cómo será la final de San Siro?

S. Será un partido muy táctico en el que habrá que aprovechar las escasas ocasiones.

A. Yo no llegué a jugar en París y me supo muy mal. Te sientes mucho más importante si juegas. Una de las claves de la derrota de París fue que éramos muy jóvenes: Farinós, Gerard.

S. De la experiencia de la final del año pasado debería evitarse que jugara alguien lesionado.

A. Este año hay más recambios. Fabio Aurelio, Vicente... Espero jugar, pero la competencia es muy fuerte.

S. Si les dejamos a los defensas del Bayern tiempo para que se coloquen, es muy difícil penetrar porque su defensa estática es muy buena. Por el contrario, si robamos el balón en el centro del campo y lo jugamos con rapidez, al contragolpe, les podemos hacer mucho daño. Lo que pasa es que ellos también pensarán lo mismo.

A. El Valencia ha demostrado que puede llevar también la iniciativa, como el día del Leeds, que llevábamos un resultado bueno y, a pesar de eso, atacamos desde el inicio. Sabemos adaptarnos a las circunstancias. El equipo esta vez llega más preparado anímicamente que el año pasado. Eso seguro.

S. El año pasado pensamos que iba a ser fácil, por la trayectoria del Madrid, y hubo un exceso de euforia. En esta ocasión, es una segunda oportunidad que tenemos y todos debemos estar muy concentrados. Va a ser muy igualado, porque, objetivamente, son los dos mejores equipos de Europa.

A. El más desequilibrante es Scholl, que va libre por todo el campo y que te encara. Después, en el centro del campo, tienen a Effenberg, que maneja muy bien el balón. Elber es el más rápido y aprovecha todos los errores del contrario.

S. Sí, Elber es un gran jugador. Ojalá pudiésemos ficharlo, pero es muy caro: unos 5.000 millones. Elber y Scholl son los más peligrosos, y Effenberg es el organizador: un jugador irascible y con mucho carácter. He visto partidos en directo en que todo el estadio le estaba chillando, y él siempre pide el balón. El resto son todos muy trabajadores, sobre todo Jeremies. De los tres centrales, Linke va muy bien de cabeza en jugadas a balón parado.

A. El año pasado ya jugamos dos veces contra ellos y son prácticamente el mismo equipo. Los conocemos bien.S. En mi época, sabíamos que debíamos correr todos, trabajar mucho, porque disponíamos de hombre arriba que podía solucionar el partido: Kempes, el mejor jugador de la historia del Valencia, por lo menos desde que yo tengo uso de razón. Pero Kempes sale uno cada muchos años. Aimar es diferente: juega en otra posición, nunca va a ser un goleador. ¿Dicen que le falta carácter? El carácter se va cogiendo. Pablo acaba de llegar. La gente va cambiando y cogiendo experiencia poco a poco. Acuérdate del caso de Mendieta.

A. A Kempes sólo lo he visto en vídeo, pero no deberíamos mirar lo que ha costado Aimar. Es muy joven y no puede coger la responsabilidad en un equipo tan grande como el Valencia.

S. Date cuenta lo que es el ascendiente dentro del Valencia: tenemos un jugador que ha sido campeón del mundo como es Deschamps, llega la semifinal contra el Leeds, el partido más decisivo hasta ese momento, y es David Albelda quien coge el centro del campo. Y además hace un gran partido. Eso da una idea de lo que es el Valencia hoy en día. Mucha gente no se da cuenta, pero los que estamos dentro sí que lo valoramos.

A. La competencia por jugar es tremenda.

S. Cuando llegué de secretario técnico, el Valencia estaba a uno o dos puntos de bajar, se produjo el cambio de Valdano a Ranieri, y desde entonces hasta aquí se ha conformado una plantilla espléndida. Estoy muy orgullo: nunca el Valencia había dispuesto de una plantilla como ésta. Que ha habido errores de contratación, por supuesto, pero sobre todo ha habido muchos aciertos. De que Farinós esté ahora en el Inter de Mílán, estoy muy orgulloso; de que Albelda y Angulo estén en la primera plantilla; de que Vicente haya llegado a ser internacional; de que Carew marque goles; de Ayala, de Kily González, de Cañizares, ...

EL PAÍS. ¿Y Diego Alonso? ¿Fue un fichaje aconsejado por Héctor Cúper?

S. Siempre hay jugadores que juegan menos. La responsabilidad de todos los fichajes la asumo yo completamente. Para fichar a Diego Alonso, lo vi en algunos partidos, pero tampoco voy a decir cuál es nuestro método de trabajo. Hay jugadores que es suficiente verlos en un partido, y en otros casos no.

EL PAÍS. ¿Qué supone para Albelda competir con un puesto con gente tan profesional como Deschamps o Baraja?

A. Aunque no tanto como quisiera, estoy disfrutando de minutos. Esta gente lo ha vivido todo en el fútbol. De Deschamps me fijo mucho en cuando tiene que ir a recuperar un balón. Si no lo tiene claro, él prefiere mantener la posición y no salir. Eso lo quiero aprender. Pero no sólo de Deschamps, sino de Carboni, Angloma o Luis Milla. Todos esta gente ayuda mucho en el vestuario. No se nota la diferencia de edad, a pesar de que nos llevamos más de 10 años.

S. Es muy importante que los veteranos sean gente positiva, que cree un ambiente de querer ganar y de ayudar a los más jóvenes.

EL PAÍS. Hace cinco años ustedes estaban en Segunda División, en el Villarreal, Subirats como técnico y Albelda como jugador, ¿podían siquiera imaginarse que hoy estarían aquí?

S. Era impensable. Y ahora estoy muy a gusto en el trabajo que desempeño. No tanto con la evaluación que se está haciendo desde Valencia [se refiere a la prensa valenciana].

A. Para mí ha sido alucinannte: en un año pasé de bajar de Primera a Segunda con el Villarreal, a disputar la primera final de la Liga de Campeones. El salto es muy grande. Pero siempre he intentado superarme, porque al principio nunca entro en las quinielas de las alineaciones. En la primera pretemporada con Cúper estuve a punto de ir cedido, pero al final me quedé. Para mí, lo más grande ha sido la Supercopa que ganamos al Barça y el gol que marqué en el Camp Nou. También la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Sydney.

EL PAIS. ¿Cuáles son las desventajas de sus respectivas profesiones?

A. Pues que yo también soy joven y no puedo hacer muchas de las cosas que hacen los chavales de mi edad. No puedes salir de fiesta, por ejemplo. Por 90 minutos que juegas, te pasas el fin de semana fuera. Llega el verano, los amigos juegan un campeonato de lo que sea y tú tampoco puedes jugar. Eso es lo malo.

S. Para mí, lo peor es tener que viajar y pasar muchos momentos solo. Y tomar decisiones y equivocarte. Sabes que te puedes equivocar en cualquier momento a la hora de fichar a alguien. En cuanto a lo de ser futbolista, creo que es una de los cosas más grandes que le puede pasar a una persona: porque estás ganando un dinero dentro de una profesión que es algo que te gusta. Hay pocas personas que puedan disfrutar de algo y que le paguen por ello, a pesar de que ya sabemos que no es igual jugar de juveniles que de profesional, por aquello de la presión.

EL PAÍS. ¿Cuánto dinero ganó Subirats en su época de jugador? Se comenta que el verdadero botín lo atrapó ya en sus últimos años, cuando acudió a Orihuela, donde jugó en Segunda División. ¿Á quién atracó?

S. No atraqué a nadie y si atraqué no me pillaron porque no estoy en la cárcel [risas]. Estuve un año allí [en Orihuela] y gané casi lo mismo que cobraba el último año en el Valencia. Eso demuestra o que me pagaban mucho allí o que me pagaba muy poco el Valencia.

A. Yo estoy muy satisfecho con lo que cobro aquí. Después de la marcha de Farinós, el club apostó muy fuerte por mí, por Angulo y por Palop. Ahora también por Vicente. Pero ahora para mí lo importante no es el dinero, sino la experiencia en los grande partidos.

EL PAÍS. ¿Qué entrenador va a traer usted al Valencia para la temporada que viene?

S. Al Valencia le interesa un entrenador que sepa aguantar la presión que lleva el Valencia y que gane algún título. Creo que debería ser español, que sepa de qué va esto.

A. Todos creen que a mí me conviene un entrenador que prime lo físico, pero tampoco es eso. Subirats, por ejemplo, era más de tocar bien el balón y estuve muy a gusto con él tanto en los juveniles del Valencia como en el Villarreal.

S. Yo con quien más a gusto estuve fue con Alfredo Di Stéfano. Primero porque confiaba mucho en los jóvenes; y después, ya en mi etapa de veterano aquí, volvió a confiar mucho en mí. Una vez que salías al campo, te daba mucha libertad y total confianza.

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