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Una promesa en las nubes

Gerrard, el joven con más proyección de los 'reds', tiene problemas por una debilidad nutritiva y anda despistado por su fama

'Si se aleja ahora de los clubes nocturnos, cuando acabe su carrera se podrá permitir el lujo de comprarse uno'. A Gerard Houllier, el técnico del Liverpool, le preocupa sobremanera que su jugador con más proyección, Steven Gerrard, 'no se aparte de los focos, no sea capaz de bajar de las nubes'.

A punto de cumplir 21 años, Gerrard, un medio centro versátil, de gran movilidad y un preciso toque, cumple su tercera temporada en Anfield, ha debutado con la selección inglesa y ha sido elegido el mejor jugador joven del año en su país. Muchos honores para un futbolista precoz, de la escuela ...

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'Si se aleja ahora de los clubes nocturnos, cuando acabe su carrera se podrá permitir el lujo de comprarse uno'. A Gerard Houllier, el técnico del Liverpool, le preocupa sobremanera que su jugador con más proyección, Steven Gerrard, 'no se aparte de los focos, no sea capaz de bajar de las nubes'.

A punto de cumplir 21 años, Gerrard, un medio centro versátil, de gran movilidad y un preciso toque, cumple su tercera temporada en Anfield, ha debutado con la selección inglesa y ha sido elegido el mejor jugador joven del año en su país. Muchos honores para un futbolista precoz, de la escuela de los reds y que confiesa: 'Aún me pellizco cada mañana'.

Para llegar a la cima, La Dinamo del Liverpool ha tenido que superar dos serios problemas: una debilidad nutritiva que le causa numerosas lesiones y le impide a menudo jugar más de un partido a la semana y su estilo de vida. En ambos aspectos, Houllier ha sido su tutor: se ha encargado de preservar a su joya de los rigores de la competición y de alejarla en lo posible de la espiral de la fama.

Así, no sentó nada bien su aventura amorosa con la actriz Jennifer Ellison. 'Sé por qué Houllier me dice lo que me dice. Soy consciente de los sacrificios que tenemos que hacer los profesionales', explica Gerrard, 'y yo, en concreto, no puedo correr el riesgo de descuidar mis entrenamientos'.

Y no le falta razón, porque su desarrollo físico es su otro caballo de batalla. Tuvo problemas de crecimiento y el club le ha puesto más de una vez en manos de un experto francés en nutrición. Gerrard está sometido a un régimen muy severo, pese a lo cual se pierde más partidos de los que quisiera.

Le molesta que se lo recuerden, pero es el primer sacrificado en las rotaciones y los técnicos aseguran que no está preparado para las exigencias del calendario: ha jugado 73 partidos de Liga desde que debutó en noviembre de 1998. Además, por su posición, tiene que vérselas con sabuesos repartidores de castañas como Keane o Ince. Por eso el club contrató a McCallister, un escocés de 36 años que le da un respiro.

'El asunto de mi desarrollo físico es un tópico. Creo que he hecho muchos progresos. A los 14 años tenía el mismo tamaño que Owen, pero he crecido casi diez centímetros y he engordado seis kilos mientras que él todavía es un enano', se defiende Gerrard. Oficialmente, el Liverpool le atribuye 185 centímetros y 78 kilos, unas cifras un tanto exageradas si se comprueba cómo se le descuelgan aún los puños de la camiseta.

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