Elecciones en el País Vasco

Aralar, la decepción interna

La ruptura de la tregua terrorista, en diciembre de 1999, tras 14 meses sin asesinatos, originó una enorme decepción en la población abertzale que en 1998 había dado su apoyo a EH consolidándola como fuerza política autónoma de ETA. Y la decepción se ha ido tornando en distanciamiento conforme la banda ha vuelto a someter a EH; en esta ocasión con tal crueldad, que hasta entre los abertzales ortodoxos se ha llegado a admitir, siempre en privado: 'No nos reconocemos en la ETA actual'.

En este ambiente de desesperanza que aqueja a la comunidad nacionalista ...

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La ruptura de la tregua terrorista, en diciembre de 1999, tras 14 meses sin asesinatos, originó una enorme decepción en la población abertzale que en 1998 había dado su apoyo a EH consolidándola como fuerza política autónoma de ETA. Y la decepción se ha ido tornando en distanciamiento conforme la banda ha vuelto a someter a EH; en esta ocasión con tal crueldad, que hasta entre los abertzales ortodoxos se ha llegado a admitir, siempre en privado: 'No nos reconocemos en la ETA actual'.

En este ambiente de desesperanza que aqueja a la comunidad nacionalista radical, consciente de que ETA está provocando su retroceso, la utilización que los dirigentes de EH pudieran hacer de su condición de llave para la gobernabilidad de Euskadi ha disparado la alarma en su sector más moderado: la corriente Aralar.

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Liderada por los navarros Patxi Zabaleta, Iñaki Aldekoa y el histórico Julen Madariaga, Aralar defiende la participación incondicional de EH en el Parlamento vasco, como lo hace en el navarro. Y para sostener su postura, además de haber desafiado a HB con presentarse con una candidatura independiente (un 'órdago descarado' carente de posibilidad de éxito, reconocen), no se recatan en pedir el voto útil para el PNV o IU, porque 'votar a EH es votar en blanco a Mayor'.

Una expresión sin precedentes del profundo descontento que existe en EH y que demuestra la desconfianza en sus dirigentes, a los que creen capaces de dejar expedito el acceso del PP a Ajuria Enea, algo impensable para los radicales pero más cómodo para la estrategia de ETA.

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