Crítica:TEATRO | CRÍTICA

El dinero es carne

Empecemos por algunas consideraciones más o menos anecdóticas, en la medida en que contribuyen a suministrar la sangre que circula por este montaje. No es extraño que el primer Marx (no Groucho, que ni siquiera la conocía, sino el otro) citara algunos pasajes de esta obra en apoyo de su observación sobre un capitalismo recién nacido que rezuma, en sus palabras, sangre y lodo por todos sus poros, desde los pies hasta la cabeza. También, en el cine, Lubitsch utilizó el famoso -y emotivo- monólogo de Shylock, el judio prestamista, como argumento de combate contra la arrogancia nazi contra los pol...

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Empecemos por algunas consideraciones más o menos anecdóticas, en la medida en que contribuyen a suministrar la sangre que circula por este montaje. No es extraño que el primer Marx (no Groucho, que ni siquiera la conocía, sino el otro) citara algunos pasajes de esta obra en apoyo de su observación sobre un capitalismo recién nacido que rezuma, en sus palabras, sangre y lodo por todos sus poros, desde los pies hasta la cabeza. También, en el cine, Lubitsch utilizó el famoso -y emotivo- monólogo de Shylock, el judio prestamista, como argumento de combate contra la arrogancia nazi contra los polacos en To be or not to be.

Más allá de la anécdota podría situar una cierta apropiación centroeuropea del tema Shakespeare, como que en este espectáculo parece obvia tanto por una escenografía que debe más de una idea al cabaret alemán de entreguerras como por su tratamiento de la Venecia mediterránea, aunque también por el trabajo con unos actores, los de La Abadía, que acaso llevan a cabo su actuación más ritualizada, sobre todo en Shylock que desarrolla -de una manera espléndida- Gabriel Garbisu. Resulta, además, curiosa, en el conjunto del montaje, la mezcla de festividad mediterránea con la supuesta severidad alemana, alardeando de un sentido del humor en el que las modulaciones y contrastes de dicción, muy trabajadas, preceden en un instante al gesto que las acompaña. Por ejemplo, la prosodia de Shylock es tan concienzuda, y tan deliberadamente extranjera, que recuerda muchas veces la utilizada a menudo por José Luis Gómez, director de esta compañía y actor formado en Polonia y Alemania.

El mercader de Venecia

De William Shakespeare, por Teatro de la Abadía. Intérpretes, Ernesto Arias, Gabriel Garbisu, Rosa Manteiga, Miguel Cubero, Carmen Machi... Traducción, Vicente Molina Foix. Música, Juan Manuel Alonso. Iluminación, vestuario y espacio escénico, Hansgünther Heyme, Kaspar Glarner. Dirección, Hansgünther Heyme. Teatro Principal, Valencia.

Un trabajo muy bien modulado, que se acelera cuando interesa y se ralentiza cuando así conviene, donde la escenografía y su recurso al espejo imaginario juega un papel de primer orden, con una notable interpretación, como es habitual, del equipo de Teatro de la Abadía.

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