Reportaje:

El PCE se queda más solo

Las divisiones internas y la hegemonía de los comunistas dificultan la recuperación de IU

Han pasado más de cinco meses desde que se eligiera a una nueva dirección de Izquierda Unida y nadie ve aún signos de recuperación. La marcha del Pasoc, decidida el pasado fin de semana, ha puesto en evidencia lo que ya todos sabían: que de la IU original, fundada hace 15 años, no quedan ni los restos, ya que tras expulsiones, escisiones y abandonos, el PCE ocupa más del 80% de la dirección, acompañado sólo de dos corrientes minoritarias. Pero el propio partido, que acudió dividido a la última asamblea de la coalición, en octubre de 2000, vive aún el ambiente de enfrentamiento que presidió ese...

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Han pasado más de cinco meses desde que se eligiera a una nueva dirección de Izquierda Unida y nadie ve aún signos de recuperación. La marcha del Pasoc, decidida el pasado fin de semana, ha puesto en evidencia lo que ya todos sabían: que de la IU original, fundada hace 15 años, no quedan ni los restos, ya que tras expulsiones, escisiones y abandonos, el PCE ocupa más del 80% de la dirección, acompañado sólo de dos corrientes minoritarias. Pero el propio partido, que acudió dividido a la última asamblea de la coalición, en octubre de 2000, vive aún el ambiente de enfrentamiento que presidió ese cónclave, aunque de momento sólo ha explotado por un frente: el de la política en el País Vasco.

De la IU original, nacida en 1986, ya no queda casi nada, y por eso ahora la dirección busca nuevos socios

Izquierda Unida nació en 1986. Aprovechando el clima de movilización en torno al referéndum de la OTAN, una serie de partidos, grupos y personajes independientes se unió al histórico PCE en un nuevo proyecto para crear una alternativa a la izquierda del PSOE, que entonces gobernaba con una cómoda mayoría absoluta. A él se sumaron partidos como Izquierda Republicana, los herederos de la formación liderada por Manuel Azaña, el Pasoc, formado por expulsados del PSOE como Pablo Castellano, y un conglomerado integrado por independientes, grupos ecologistas, el Partido Humanista e incluso los carlistas.

Poco a poco, en los los últimos 15 años se han ido produciendo abandonos paulatinos de estos grupos y casi ninguna nueva incorporación. Hace años que se escucha la crítica en IU de que el PCE domina todo. Sus dirigentes siempre lo han negado, pero la realidad, forzada por las expulsiones o los abandonos, se ha impuesto. La crisis más sonada fue la de Nueva Izquierda, en 1997, que se llevó por delante a una parte importante de la organización.

Hoy, tras el reciente abandono del Pasoc y el distanciamiento de Izquierda Republicana, que está prácticamente fuera, la dirección de IU está formada en su enorme mayoría por militantes del PCE. La única excepción la forman las dos corrientes, Espacio Alternativo y Tercera Vía, que suman entre ellas alrededor de un 20% de la organización.

Pero el hecho de que el PCE domine claramente, casi monopolice la estructura de IU, no garantiza en absoluto la unidad. Este histórico partido está muy dividido. Hay tres sectores fundamentales. El secretario general, Francisco Frutos, perdedor de la última asamblea, lidera el mayoritario. Gaspar Llamazares, el coordinador general de IU, capitanea otro, y el tercero está compuesto por los llamados críticos, cuyo máximos esponente es Ángeles Maestro.

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La crisis del Pasoc, aunque con escasas repercusiones prácticas -ninguno de los dirigentes que tienen cargos públicos lo ha abandonado de momento-, ha destapado la división interna, mantenida en sordina durante los últimos meses. Pero el enfrentamiento ya no está centrado, como el año pasado, en una encarnizada lucha por el poder, que se encuentra muy diluido por el empate entre las dos grandes facciones.

El asunto en el que se está diluyendo toda la crispación generada en las últimas luchas de poder es el del País Vasco. Allí se da una situación excepcional. Mientras en el resto de España el PCE es hegemónico dentro de IU, allí está en la oposición. Javier Madrazo, miembro del PCE, domina la organización con un escaso margen. Le apoya un conglomerado de fuerzas compuesto por independientes que, como él, provienen de los movimientos cristianos; una facción muy minoritaria de los comunistas, y la corriente Batzen (unir), vinculada al Espacio Alternativo. El apoyo que Llamazares está ofreciendo a Madrazo, aunque no comparta algunos de los tonos que utiliza, le ha servido a Frutos para debilitar la posición del coordinador general.

Ayer, Frutos acusó a Madrazo de provocar la 'pérdida de imagen' de IU en todo el país, le llamó 'sectario y dogmático' por dejar al PCE fuera de las listas de IU para las elecciones vascas y criticó que haya descartado ayudar con sus votos a que el PP llegue al Gobierno de Vitoria. Frutos prefiere no descartar este apoyo ante un posible Ejecutivo de concentración con todas las formaciones vascas, salvo EH.

Precisamente porque saben que el proyecto de IU tal y como fue ideado en 1986 ya no existe, la dirección actual, liderada por Llamazares, pretende reconstruir el espacio a la izquierda del PSOE acercándose a otras fuerzas. Pero no para que entren en IU, algo ya muy difícil, sino para presentarse juntos a las elecciones y tener más fuerza. En esta línea van las conversaciones con Iniciativa per Catalunya, que rompió relaciones con IU en 1997 y ahora acogerá a los críticos de Nueva Izquierda que no han querido irse al PSOE. También hay acercamientos con otros grupos de la izquierda, como el Bloque Nacionalista Galego o la Chunta Aragonesista, aunque de momento sin mucho éxito. La dirección actual, dominada ampliamente por miembros del PCE, sabe que éste partido solo no tiene futuro, aunque cada vez le cuesta más encontrar nuevos socios.

Gaspar Llamazares, coordinador de IU, y Francisco Frutos, líder del PCE, en una fotografía de archivo.ULY MARTÍN

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