Kiko Veneno piensa que se ha 'crucificado' gran parte de su obra

El músico edita un recopilatorio que lo libera de su anterior contrato

Kiko Veneno está muy, pero muy cabreado. Cabreado y a la vez aliviado. Se acaba de editar su recopilatorio Un ratito de gloria, que es el último compromiso que le ataba a BMG, su ex compañía discográfica. 'Han arruinado los mejores años de mi carrera y han crucificado gran parte de mi obra', dice con amargura, refiriéndose a su antigua casa de discos; 'pero ahora estoy libre al fin. Me he quitado una losa de encima', afirma.

El autor de Échate un cantecito (1992) y Está muy bien eso del cariño (1995) piensa que el infierno por el que ha pasado se debe, sobre ...

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Kiko Veneno está muy, pero muy cabreado. Cabreado y a la vez aliviado. Se acaba de editar su recopilatorio Un ratito de gloria, que es el último compromiso que le ataba a BMG, su ex compañía discográfica. 'Han arruinado los mejores años de mi carrera y han crucificado gran parte de mi obra', dice con amargura, refiriéndose a su antigua casa de discos; 'pero ahora estoy libre al fin. Me he quitado una losa de encima', afirma.

El autor de Échate un cantecito (1992) y Está muy bien eso del cariño (1995) piensa que el infierno por el que ha pasado se debe, sobre todo, a odios personales. 'Me hacen firmar un contrato e inmediatamente me cogen un odio personal e injustificado. Me lo han hecho pasar muy mal, personal y profesionalmente. Han crucificado gran parte de lo mejor de mi obra, han hablado mal de ella, la han despreciado y malvendido', afirma con el ceño fruncido.

'El disco del cantecito les gustó cuando empezó a funcionar. Y empezó a funcionar porque Juan Perro y yo hicimos una gira. Si no la hacemos ese disco no funciona. El disco con Raimundo [Amador] ese del cariño ni siquiera les gustó. No lo defendieron. Con Punta paloma (1997) directamente dijeron que yo estaba en decadencia', continúa.

'Así te quitan toda la ilusión. Podían haberme dado la libertad, pero quisieron llegar hasta el final del contrato para hacerme tirar mis canciones a la basura. No han acabado conmigo porque no han podido. El fin de ese contrato es para mí la liberación total. El tener que dar tu fantasía, tu cariño, tu realidad, tu poesía, todo lo que te devuelven los fans... entregar todo eso a una gente sin escrúpulos a la que no le interesas, es lo peor que puede pasarle a un artista'.

Descontento

Veneno admite que el descontento influyó en la composición de sus últimos trabajos. 'Me produjo una inestabilidad e inseguridad terribles porque no sabes qué van a hacer con tu trabajo. Si les entregas algo bueno tienes miedo de que lo vayan a tirar. No puedes hacer una mierda porque tu público no te lo va a aceptar. Vas cabalgando entre varias situaciones, a cual más desalentadora'.

'Me siento muy liberado y sé que lo que haga de ahora en adelante me va a salir mucho mejor. Quiero trabajar con libertad y con gente que crea en mi música y no se dedique a destruirme', añade el cantante. 'Mi patrimonio son mis fans, los que esperan que les haga una cancioncita nueva que les alegre la existencia'.

Kiko Veneno se ha sentido muy desprotegido en lo profesional. 'El público tiene que saber que el mundo de la música, como el de los grandes monopolios, se basa en una gran estafa. Ahora están todos muy preocupados con las tecnologías y las copias, eso son todo menudencias, cortinas de humo. Lo importante es que las compañías ganan muchísimo dinero al explotar la obra de los músicos y que ellos, en el mejor de los casos, ganan una parte ínfima. No hay ninguna organización que te defienda contra eso. La AIE (Asociación de Intérpretes y Ejecutantes) no lo hace', lamenta. 'Toda esa llantina por las pérdidas de las copias piratas; la gente alucinaría si pudieran saber las cifras que ganan estafando a los músicos y a los compradores. Te venden los discos de los Beatles y Pink Floyd a 3.000 pesetas, y llevan toda la vida vendiéndolos y cada vez más caros. Lo que quieren es ganar más dinero con lo mismo'.

No sabe cómo serán sus próximos trabajos, pero este momento le sirve para redefinir sus intereses. 'En mi carrera hay dos líneas muy claras. De momento me estoy rodeando de un ambiente de libertad que me está gustando muchísimo. Mi línea fresca y renovadora, no agresiva, pero si ácida, es la de mis primeros discos como en Veneno (1977). Después consigo el éxito comercial con temas que no son como los que me dieron el ser. No es la música de mis orígenes, es bonita pero empaquetada en pop, con una carga poética para momentos sencillos, de tregua y belleza. Pero yo le doy más valor a mis primeros momentos que son más rompedores. Ahí es donde de verdad yo canto lo que no sé, canto sin saber y esa es la frescura. Frescura no es la postura de un champú. La frescura es atreverte a hacer lo que no sabes. Y estoy dispuesto a volver a buscar esa sensación'.

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