Crónica:Copa del Rey | BALONCESTO

El Cáceres da la sorpresa ante el Tau

El equipo extremeño desplegó un muestrario de recursos ante un rival sin respuestas

El Cáceres hizo revivir la tradición copera. Con un partido que de nuevo rompió con todos los prejuicios, análisis y supuestos, el equipo extremeño echó del torneo al Tau. Y lo hizo con estilo, remontando su mal inicio y sus manifiesas carencias para acabar con una exhibición en toda la regla. Era lo que menos se esperaba, máxime después de una primera jornada un tanto ramplona. Pero el equipo que se había clasificado a última hora para el torneo y que desde entonces había caído hasta el undécimo puesto en la Liga fue el que dio el aldabonazo. Su victoria fue diáfana y concluyente a partir del...

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El Cáceres hizo revivir la tradición copera. Con un partido que de nuevo rompió con todos los prejuicios, análisis y supuestos, el equipo extremeño echó del torneo al Tau. Y lo hizo con estilo, remontando su mal inicio y sus manifiesas carencias para acabar con una exhibición en toda la regla. Era lo que menos se esperaba, máxime después de una primera jornada un tanto ramplona. Pero el equipo que se había clasificado a última hora para el torneo y que desde entonces había caído hasta el undécimo puesto en la Liga fue el que dio el aldabonazo. Su victoria fue diáfana y concluyente a partir del tercer cuarto. Un jarro de agua fría para el cuadro de Vitoria, que está impresionando en la Euroliga, en la que es semifinalista por primera vez y que venía arreando en la Liga con cinco triunfos consecutivos, empezando por el que había obtenido precisamente en Cáceres hace poco menos de un mes.

TAU 71|CÁCERES 86

Taugrés: Bennet (15), Stombergas (7), Timinskas (8), Oberto (5), Alexander (6) -equipo inicial-; Foirest (9), Scola (15), Corchiani (3), Dani García (0 ) y Vidal (3). Cáceres: Hamm (13), Doblado (6), Paraíso (25), Sallier (4), Perry (13) -equipo inicial-; Arcega (14), Orenga (9), Montes (0), Torres (2), Rodríguez (0) y Sanguino (0). Árbitros: Ramos, Amorós y Requena. Eliminados: Orenga (m.35), Sallier y Timinskas (m.37). Pabellón Martín Requena de Málaga. Unos 7.000 espectadores.

El Cáceres se plantó en Málaga con cara de víctima pero una chistera repleta de recursos. Alfred Julbe, un entrenador ya clásico en la Liga ACB, es un tipo capaz de abanderar pequeños milagros como el de ayer. Capaz de armar el entramado táctico que enredó al Tau y de inyectar la convicción necesaria a los jugadores del Cáceres.

Que si una zona mixta, que si una presión por toda la cancha, que si una defensa hiperactiva sobre los jugadores exteriores del Tau. El equipo de Vitoria se pasó el partido buscando soluciones. El Cáceres, sobre todo en el ataque, también. Pero, mientras que dio la sensación de que el Tau actuaba sobre la marcha, una vez que se había dado cuenta de que se había confundido en la elección de sus maniobras, el Cáceres sólo parecía pugnar por concluir con éxito acciones ya preconcebidas.

El Cáceres aguantó la primera embestida del Tau, que, comprobada su incapacidad para lanzar desde fuera, recurrió a sus pívots. Alexander, Oberto y Scola le dieron al equipo de Vitoria el primer tirón en el marcador (15-7). En ese momento, Alfred Julbe jugó fuerte sus bazas. Volvió a una defensa en zona que el Tau había superado un par de veces y solicitó a sus pívots un poco más de dureza. Y el Tau empezó a sufrir en todas las zonas del campo. Cada canasta le costaba lo suyo. Y el Cáceres, con un gran esfuerzo, pero con determinación e insistencia, fue rompiendo la muralla bajo el aro baskonista, donde Paraíso se dejó caer en ayuda de sus pívots.

Un triple sobre la bocina del base francés Hamm, una jugada muy importante desde el punto de vista psicológico, le dio ventaja de cuatro puntos al Cáceres. A partir de entonces, pasó a dominar con una autoridad inesperada. Hamm llevó de cabeza Bennett. Arcega relevó a Hamm con idéntico éxito y, a pesar de que Sallier sumó la cuarta falta, el Cáceres encontró el ritmo adecuado en la defensa y el ataque (40-51). Ivanovic trató de cambiar el rumbo poniendo en pista a sus dos bases, Bennett y Corchiani, pero ni por ésas. Stombergas y Alexander ya habían perdido la perspectiva del partido y Paraíso, en plan estelar, redondeó su exhibición.

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