'Algunos entraron en la política para hacer país y han acabado haciendo negocio'

Josep Lluís Carod (Cambrils, Baix Camp, 1952) será reelegido este fin de semana secretario general de Esquerra Republicana (ERC) durante el 23º congreso del partido, que se celebrará en Tarragona. Esquerra afronta uno de sus cónclaves más plácidos, sin oposición interna organizada, y esperaba convertirlo en una fiesta para celebrar el 70º aniversario de su fundación y reforzar el liderazgo de Carod, pero las polémicas opiniones sobre la inmigración de Heribert Barrera, han comprometido sus objetivos.

Pregunta. ¿Le sorprende que haya gente en ERC que tenga las opiniones que ha exp...

Josep Lluís Carod (Cambrils, Baix Camp, 1952) será reelegido este fin de semana secretario general de Esquerra Republicana (ERC) durante el 23º congreso del partido, que se celebrará en Tarragona. Esquerra afronta uno de sus cónclaves más plácidos, sin oposición interna organizada, y esperaba convertirlo en una fiesta para celebrar el 70º aniversario de su fundación y reforzar el liderazgo de Carod, pero las polémicas opiniones sobre la inmigración de Heribert Barrera, han comprometido sus objetivos.

Pregunta. ¿Le sorprende que haya gente en ERC que tenga las opiniones que ha expresado Barrera?

Respuesta. Lo siento, pero éste es un asunto cerrado.Ya hemos dicho todo lo que teníamos que decir.

La gran tragedia de CiU es que sólo puede aguantar lo que queda de legislatura con el apoyo del PP

P. ¿Pero por qué no se le ha abierto un expediente?

R. No quiero decir nada más. Hice una declaración de 10 puntos, que la permanente y la ejecutiva respaldaron por unanimidad. Aquí se acabó el tema. A nadie se le escapa que ciertos medios han utilizado el asunto como factor de descompresión del PP en un momento en que tenía problemas.

P. ¿La polémica no ha puesto también de relieve las contradicciones del nacionalismo catalán?

R. Alguien creía haber encontrado con relación a Cataluña el pretexto que se utiliza con Euskadi. Pensaron que habían demostrado la intrínseca maldad del catalanismo. Esto no tiene ningún sentido. El proyecto nacional catalán, término que yo prefiero al de nacionalismo, se mueve por otros parámetros. Y si de algo ha servido el tema es para que todos tomemos conciencia de que la inmigración es una realidad que no podemos hacer ver que no existe. Hay que analizar hasta qué punto disponemos de instrumentos para encauzarla adecuadamente.

P. ¿Por qué ERC no ha atraído a sectores procedentes de la inmigración del resto de España?

R. Esto no es cierto. Es posible que electoralmente hayamos penetrado poco entre estos sectores, pero a nivel de dirección creo que somos de los partidos que más respondemos al retrato sociológico de la Cataluña de hoy. Yo mismo soy hijo de la inmigración castellanohablante, pero hay muchos ejemplos. Ahora debemos hacer un esfuerzo de complicidad con los sectores cuyos referentes sentimentales están fuera de Cataluña.

P. ¿Cómo espera atraerlos?

R. Está claro que no lo podemos hacer con un discurso básicamente lingüístico o cultural, sino social. Satisfacer las necesidades básicas de la gente es algo anterior a la identificación nacional y a la lealtad lingüística.Unos servicios públicos de calidad harán mucho más para la adhesión nacional y lingüística que media docena de discursos inflamados por Sant Jordi y el Onze de Setembre. Para la nueva ERC el bienestar material forma parte, como la lengua y la cultura, de la identidad del país.

P. Hace unos meses ERC se ofreció a Pujol para entrar en el Gobierno. Si ahora CiU rompiera con el PP, ¿estaría dispuesto a volverlo a plantear?

R. ERC hizo propuso crear un gobierno de centro izquierda catalanista y advertimos a CiU que si la rechazaba ya no podría llamar después a nuestra puerta. Ésta es la gran tragedia de CiU: si pretende aguantar lo que queda de legislatura, sólo puede hacerlo con el PP.

P. ¿Y si fuera el PP el que rompiera la alianza con CiU?

R. Entonces sólo habría dos salidas: o un gobierno de concentración nacional con CiU, el PSC y ERC, o elecciones anticipadas.

P. En cualquier caso, tampoco parece que ERC tenga como prioridad ir articulando un proyecto alternativo al pujolismo que implique a toda la izquierda catalana. ¿Por qué?

R. Si alguien debería considerarlo una prioridad sería más bien el primer partido de la izquierda catalana, el PSC. Pero a mí no me consta que su objetivo sea articular la izquierda de este país, probablemente para no asustar a parte de su electorado y de sus propios dirigentes. Nunca he oído a Maragall hablar de que quiere un gobierno de izquierdas. Lo que dice es que aspira a gobernar Cataluña.

P. ¿Pero ERC preferiría gobernar con CiU o con el PSC?

R. Nosotros tenemos nuestro programa y lo pondremos sobre la mesa si alguien pide hablar con nosotros. Todo hace pensar que CiU ya no será el partido con más escaños en la próxima legislatura, sino que será el PSC. Pero a ERC siempre se le piden cosas que no se reclaman a otros: a mí también me gustaría saber si el PSC descarta categóricamente un pacto en la próxima legislatura con Convergència y con Unió o bien apuesta sólo por un acuerdo con los partidos de izquierda.

P. ¿Cuál es su balance global del pujolismo?

R. Cada Gobierno de Pujol ha ido a peor, aunque hay dos aspectos positivos: se ha mantenido el valor de la convivencia como el primero de los valores y la misma existencia de CiU en el sistema de partidos ha puesto de manifiesto que Cataluña tiene una realidad nacional diferenciada. Pero ha faltado ambición colectiva y ha sobrado ambición personal y conformismo. El Gobierno y el partido se han ido sobreponiendo a una red de intereses caciquiles y a veces se ha usado la Administración para fines personales. Y lo que es peor: algunos que entraron en la política para hacer país han acabado haciendo más negocio que país.