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Djalminha reclama los focos de San Siro

Si todo el Deportivo afronta hoy un examen que marcará su futuro, la reválida adquiere especial trascendencia en el caso de Djalminha. 'Quiero ser un jugador para partidos decisivos', dijo el brasileño al comienzo de temporada. Y, hasta ahora, ha cumplido su promesa. Sus colosales actuaciones en partidos como ante el Madrid y el París Saint-Germain han elevado a un rango superior lo que hasta ahora era un futbolista de inagotables recursos técnicos lastrado por un carácter demasiado extravagante, volátil y exhibicionista. Su propio entrenador, pese a las viejas rencillas personales, reconoce a...

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Si todo el Deportivo afronta hoy un examen que marcará su futuro, la reválida adquiere especial trascendencia en el caso de Djalminha. 'Quiero ser un jugador para partidos decisivos', dijo el brasileño al comienzo de temporada. Y, hasta ahora, ha cumplido su promesa. Sus colosales actuaciones en partidos como ante el Madrid y el París Saint-Germain han elevado a un rango superior lo que hasta ahora era un futbolista de inagotables recursos técnicos lastrado por un carácter demasiado extravagante, volátil y exhibicionista. Su propio entrenador, pese a las viejas rencillas personales, reconoce a un nuevo Djalminha. Un hombre que apunta más alto y que, adaptado al fútbol más poderoso del mundo, reclama su condición de astro internacional.Pero a Djalminha todavía le falta cubrir una etapa para alcanzar sus propósitos. Le falta un gran partido en competición europea fuera de Riazor. Por culpa de sus intermitentes lesiones, apenas ha podido jugar hasta ahora en los desplazamientos al extranjero. Y la experiencia de otros años en estadios internacionales resultó poco alentadora. En el londinense Higbury, la pasada campaña, lució un gol de penalti a lo Panenka, que estropeó poco después con un ataque de mal humor: fue expulsado y su equipo se quebró para acabar perdiendo 5-1. Esta noche tiene la ocasión de reivindicarse en San Siro, en uno de esos momentos estelares que tanto lo estimulan. En los últimos días arrastraba una sobrecarga muscular, pero los servicios médicos del Deportivo confirmaron ayer que estará en condiciones de salir al centro del escenario y ponerse al mando de las operaciones. Uno de esos desafíos que le hacen hervir la sangre. Los italianos lo saben: Zaccheroni tuvo que dar ayer toda clase de explicaciones sobre la debilidad del Milan para parar a lo que aquí llaman fantasistas.

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