Crítica:FLAMENCO

Un refresco de burbujas

'Y una cosa que se me olvidaba: Madrid, capital del flamenco'. Lo dijo José Mercé en el escenario de La Zarzuela, así que cuando vaya por su tierra se va a enterar, que dichos así sus paisanos los llevan muy mal. Antes había cantado, mucho y bien. Quiso explicar que lo que él hace es 'flamenco, flamenco, porque en el flamenco está todo inventado y lo único que los cantaores de hoy podemos hacer es refrescarlo algo para ponerlo al día'. Y cantó unas bulerías 'fresquitas' de su último disco, que no están mal, pero que junto a las 'antigüitas' que hizo a continuación son casi una frivolidad.
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'Y una cosa que se me olvidaba: Madrid, capital del flamenco'. Lo dijo José Mercé en el escenario de La Zarzuela, así que cuando vaya por su tierra se va a enterar, que dichos así sus paisanos los llevan muy mal. Antes había cantado, mucho y bien. Quiso explicar que lo que él hace es 'flamenco, flamenco, porque en el flamenco está todo inventado y lo único que los cantaores de hoy podemos hacer es refrescarlo algo para ponerlo al día'. Y cantó unas bulerías 'fresquitas' de su último disco, que no están mal, pero que junto a las 'antigüitas' que hizo a continuación son casi una frivolidad.

Salvo esos veniales escarceos, la verdad es que José Mercé nos devolvió su imagen de cantaor de cuerpo entero, en un recital de gran fuste en que hasta los fandangos fueron valiosos. Éste es el cantaor al que admiramos profundamente, porque se crece en los cantes más difíciles y los convierte en pura magia jonda, cuando dice la fundamental malagueña de El Mellizo, o las soleares, templando el grito, Mercé explica la verdad del mejor cante que no estará 'fresquito' ni 'rancio', porque es un cante imperecedero, inmortal, eterno.

Con la guitarra suntuosa de Moraíto Chico, nada más -sólo unas palmas en las bulerías- pero sonando a gloria, que marcó el compás con implacable precisión, que añadió belleza a la belleza, José Mercé no tuvo necesidad de 'inventar' nada para ganarse a cuantos llenaron el teatro de la Zarzuela, a pesar de que el Dépor y el Madrid se batían el cobre por televisión a la misma hora. Y no creo que este triunfo le hiciese añorar los que obtiene a diario con sus discos refrescantes.

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