'Sin papeles ya no nos dan trabajo'

Dos centenares de ecuatorianos aguardaban al mediodía de ayer delante de la Delegación del Gobierno de Madrid para informarse sobre el programa de repatriaciones. 'Estamos tantos porque en España a muchos no nos quieren', aseguraba un grupo de inmigrantes con buena dosis de resignación.

'¿Pero es que al señor Aznar le sobra dinero como para pagarnos los billetes de ida y vuelta a nuestro país? ¿No sería más sencillo que nos regularizasen a los que estamos ya aquí?', se preguntaban varios de los concentrados. Otros mantenían el tono sarcástico de quien no entiende los vaivenes de la polí...

Dos centenares de ecuatorianos aguardaban al mediodía de ayer delante de la Delegación del Gobierno de Madrid para informarse sobre el programa de repatriaciones. 'Estamos tantos porque en España a muchos no nos quieren', aseguraba un grupo de inmigrantes con buena dosis de resignación.

'¿Pero es que al señor Aznar le sobra dinero como para pagarnos los billetes de ida y vuelta a nuestro país? ¿No sería más sencillo que nos regularizasen a los que estamos ya aquí?', se preguntaban varios de los concentrados. Otros mantenían el tono sarcástico de quien no entiende los vaivenes de la política: 'Sólo con los que estamos aquí ya llenamos un avión'.

William, de 35 años, se siente empujado a la repatriación. 'No estaba en mis planes, pero sin papeles ya no nos dan trabajo y hay que pagar el piso y ayudar a la familia. Desde diciembre los empresarios han cogido miedo a que les multen si emplean a alguien sin papeles y no dan trabajo', asegura este hombre que tras nueve meses en España estaba empleado, sin contrato, en un taller de confección de bolsos de Carabanchel.

'Me han dicho que si consigo papeles [el permiso de residencia laboral] me vuelven a coger, así que, ¿qué mas toca ahora que regresarse? Me pagaban 140.000 pesetas al mes por doce horas diarias pero en Ecuador las cosas están peor', asegura este padre de una niña de 8 años al que todavía le quedan por pagar 200.000 pesetas de la deuda que contrajo para emigrar a España con usureros de su país .

'No hay más remedio que regresar y fiarse del Gobierno español. Sin papeles lo único que conseguimos es no tener para comer o que nos exploten. Ahorita sólo nos queda rogar que no nos coja la poli', reflexiona.

A Carlos sí le ha parado la policía. Ocurrió hace dos días. 'El único documento que tenía era el resguardo de haber solicitado un permiso de trabajo, pero ya les dije, si me tienen que deportar que me deporten, los agentes se extrañaban de que no sintiese miedo', explica este ecuatoriano de 34 años llegado a Madrid hace cinco meses.

'Estaba de peón pero hace días me dijeron que me largara, que aunque hay tajo tienen miedo de coger a gente sin papeles. Así que no me queda otra cosa que arriesgarme, volver a mi país y retornar a España ya con el permiso en regla. El 9 de marzo tengo cita en el Ministerio de Trabajo para pedir un permiso de residencia, pero ¿de qué vivo hasta entonces si no encuentro empleo? Y además no sé si me lo darán', añade este inmigrante al que le queda por saldar una deuda de 500.000 pesetas.

José, de 48 años, quiere repatriarse, pero para no volver a emigrar. Noventa días le han bastado para comprobar que Eldorado no es tal. 'Trabajaba con un electricista en Móstoles, pero sin papeles no me quiere. En Ecuador se gana mucho menos pero aquí también es todo muy difícil para nosotros', asegura. 'Debo dinero a los prestamistas, pero espero llegar a un acuerdo para irles pagando desde Ecuador', concluye.

Juan ha escuchado en varias ocasiones que España precisa mano de obra en el campo y en la construcción. Por eso no entiende que ellos tengan tantos problemas para vivir y trabajar aquí. 'Claro que puede que los patrones sólo nos cojan si nos pueden pagar menos por estar sin papeles, no si tienen que respetar nuestros derechos', medita este joven de 26 años.

Él teme que una vez en Ecuador sea difícil volver. 'Allá hay muchas mafias que pedirán dinero a quienes quieran una oferta para trabajar en España', comenta mientras la cola avanza. Con cada recién llegado aumentan las dudas y las pregunstas.