Reportaje:Campeonato del Mundo | BALONMANO

España, despuésde Urdangarín

César Argilés, el sustituto de Juan de Dios Román, busca la primera medalla mundialista

Lograr la sexta medalla en cinco años y la primera en un Campeonato del Mundo sin olvidar la renovación a medio plazo. Ésa es la tarea que afronta el nuevo seleccionador nacional de balonmano, César Argilés, sustituto de Juan de Dios Román, en la primera gran cita sin Iñaki Urdangarín. España, sobrada en velocidad, pese a la baja por lesión de Rafael Guijosa, pero muy justa en artillería, disputa desde mañana la fase inicial en Besançon (Francia).

La aportación de Urdangarín se dividía en cuatro facetas: ataque, defensa, cohesión interna -era el capitán- y eco en la sociedad. Sobre est...

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Lograr la sexta medalla en cinco años y la primera en un Campeonato del Mundo sin olvidar la renovación a medio plazo. Ésa es la tarea que afronta el nuevo seleccionador nacional de balonmano, César Argilés, sustituto de Juan de Dios Román, en la primera gran cita sin Iñaki Urdangarín. España, sobrada en velocidad, pese a la baja por lesión de Rafael Guijosa, pero muy justa en artillería, disputa desde mañana la fase inicial en Besançon (Francia).

La aportación de Urdangarín se dividía en cuatro facetas: ataque, defensa, cohesión interna -era el capitán- y eco en la sociedad. Sobre esta última Argilés bromea: 'No sé cómo sería antes, pero he perdido la cuenta de las entrevistas que hemos dado en la concentración de Zaragoza. Estuve tentado de llamarle para que absorbiera la enorme demanda de la prensa y nos dejasen tranquilos'.

La más prescindible era la primera, aunque importante en todo caso: 'Como atacante, Urdangarín era un zurdo muy civilizado', dice el seleccionador, en el sentido de cerebral, disciplinado. El único lateral zurdo ahora es Garralda, muy eficaz con el San Antonio de Pamplona durante los últimos tres meses. Como soluciones alternativas, Argilés baraja cuatro: colocar en la derecha a uno de los laterales diestros -Masip, Lozano, Entrerríos y Olalla-; jugar con dos pivotes; o con dos centrales; o, frente a defensas abiertas, permutar la posición de Garralda con la del extremo derecho, Ortega o Hernández.

Era en la defensa donde más sobresalía Urdangarín. 'Ágil en los desplazamientos, suplía con garantías a Xepkin en el centro', recuerda Argilés, quien experimenta ahora con Olalla y Garralda para realizar ese trabajo esencial. Y la capitanía ha pasado a Masip.

No menos difícil es suplir a Guijosa, extremo izquierdo, distinguido como el mejor jugador del mundo en 1999. 'Su capacidad para estudiar al portero en el momento de lanzar se traduce en una rentabilidad enorme en los penaltis y los contraataques. Además, tiene un temperamento electrizante, que contagia a sus compañeros. Sería injusto pedir que Ugalde y Davis aporten todo eso, aunque espero mucho de ambos', admite Argilés.

A España se le supone sobresaliente en la portería -Barrufet, Hombrados y Martínez-, la defensa, el contraataque y la magistral dirección del artista Duishebáiev, secundado eventualmente por otros tres creadores -Masip, Raúl González y Entrerríos-; y muy sólida en el pivote -Xepkin y Colón-. La principal asignatura pendiente es el tiro desde lejos, lastrado por los pocos españoles que rondan los dos metros de estatura. Los lanzadores natos son Lozano y Garralda, quienes no estuvieron finos hace una semana contra Noruega, Islandia y Egipto en el torneo de Zaragoza.

Con ese bagaje, España aspira a ser campeona de grupo frente a Alemania, Croacia, Corea, Estados Unidos y Groenlandia; los cuatro primeros pasan a la segunda fase. El destino lógico es pelear por el podio con el virtuosismo de los suecos, la potencia de los rusos y la riqueza técnica de los franceses. Y añadir una medalla a las tres de los Europeos (1996, 1998 y 2000) y las dos de los Juegos (1996 y 2000). La primera en un Mundial sin Urdangarín, Guijosa ni Román.

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